Congratulations! Los restaurantes Europa y Rodero mantienen la única estrella Michelín, que ya poseían, pero que volverán a lucir radiantes en la prestigiosa guía del 2007.
El Tubal, en cambio, ha perdido la estrella que tenía y pone de relieve el sacrificio y el trabajo que cuesta aparecer en esa importante publicación.
Me quedo, y destaco sobre todo, la opinión de Koldo Rodero publicada por el Diario de Navarra en la información que facilitaba el día de ayer.
“Navarra ha perdido cinco estrellas en los últimos años. Quizás somos demasiado autocomplacientes (perfecto adjetivo para no utilizar otros) respecto a nuestra gastronomía. Cuando Asturias tiene nueve estrellas y nosotros dos, será por algo”
Creo que no se puede ser mas claro y sincero. Sobra con esas palabras para evidenciar la realidad de nuestra provincia.
En defensa de los que se estrellan un año más podríamos decir que el aparecer ahí no es la panacea y al final son los clientes los que realmente valoran la cocina y el servicio. Incluso podemos encontrarnos afamados cocineros y restauradores que no quieren aparecer en la guía, por que no les hace falta claro, o por que se agobian un montón intentando cumplir con los requisitos para figurar en ella. En mi pueblo, el que no se consuela es por que no quiere.
Resumiendo, como hay que hacerlo de todas formas por que es un negocio y un trabajo, mejor que se premie lo bien hecho y que se estimule de alguna manera a quienes luego tendrán que aguantar, eso si, por módicos precios, que los demás les critiquemos o les reconozcamos su labor al darnos de comer y de beber y además nos traten como merecemos.
Algo recuerdo de Subijana, por cierto beneficiado y premiado con el máximo galardón de tres estrellas en esta ocasión. Dice que cuándo alguien va a su Akelarre debe tratarle como si fuera un rey pues sabe que para muchos será la primera y última vez que vayan y para otros, tal vez, la única celebración que hagan al año en un restaurante. Por tanto debe de corresponderles y agradecerles, su presencia y esfuerzo, con buenos alimentos y una perfecta atención.
Por lo visto no es demagogia barata y espero que sea ejemplo, ya que en muchos restaurantes por 60€, sin vino, no pasas de ser un mero comensal de relleno en una sala plagada de clientes VIPs.
El Tubal, en cambio, ha perdido la estrella que tenía y pone de relieve el sacrificio y el trabajo que cuesta aparecer en esa importante publicación.
Me quedo, y destaco sobre todo, la opinión de Koldo Rodero publicada por el Diario de Navarra en la información que facilitaba el día de ayer.
“Navarra ha perdido cinco estrellas en los últimos años. Quizás somos demasiado autocomplacientes (perfecto adjetivo para no utilizar otros) respecto a nuestra gastronomía. Cuando Asturias tiene nueve estrellas y nosotros dos, será por algo”
Creo que no se puede ser mas claro y sincero. Sobra con esas palabras para evidenciar la realidad de nuestra provincia.
En defensa de los que se estrellan un año más podríamos decir que el aparecer ahí no es la panacea y al final son los clientes los que realmente valoran la cocina y el servicio. Incluso podemos encontrarnos afamados cocineros y restauradores que no quieren aparecer en la guía, por que no les hace falta claro, o por que se agobian un montón intentando cumplir con los requisitos para figurar en ella. En mi pueblo, el que no se consuela es por que no quiere.
Resumiendo, como hay que hacerlo de todas formas por que es un negocio y un trabajo, mejor que se premie lo bien hecho y que se estimule de alguna manera a quienes luego tendrán que aguantar, eso si, por módicos precios, que los demás les critiquemos o les reconozcamos su labor al darnos de comer y de beber y además nos traten como merecemos.
Algo recuerdo de Subijana, por cierto beneficiado y premiado con el máximo galardón de tres estrellas en esta ocasión. Dice que cuándo alguien va a su Akelarre debe tratarle como si fuera un rey pues sabe que para muchos será la primera y última vez que vayan y para otros, tal vez, la única celebración que hagan al año en un restaurante. Por tanto debe de corresponderles y agradecerles, su presencia y esfuerzo, con buenos alimentos y una perfecta atención.
Por lo visto no es demagogia barata y espero que sea ejemplo, ya que en muchos restaurantes por 60€, sin vino, no pasas de ser un mero comensal de relleno en una sala plagada de clientes VIPs.
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