miércoles, noviembre 15, 2006

¡Ene! Enekorri



Fue el sábado, fue una gran comida y se debe recomendar.
Celebrábamos el poder sentarnos un par de horas y dar rienda suelta a la imaginación y a las sensaciones. Válvula de escape durante una jornada de trabajo.
El lugar elegido el Restaurante Enekorri en la calle Tudela 14 de Pamplona.
Ambiente tranquilo, buenos alimentos y una atención agradable e impecable de todo el personal.
Merece destacar una ensalada de queso de cabra, tomate y aceite de romero. Increíble e inolvidable. Para equilibrar la dieta con fibra, nada mejor que unas espinacas salteadas con langostinos. Y para incorporar proteínas, un solomillo con queso Domaine de Bresse y compota de frutas. Me tentaron las manitas de cerdo a la plancha con foie de pato y su jugo pero decidí doparme con ese extra de colesterol tan sabroso en otra ocasión.
Para los postres opte por la frescura cremosa del sorbete de cuajada casera. En la mesa hubo quien se atrevió finalizar el oleaje gastronómico surfeando con uno de los postres especiales, a saber, helado de queso fresco y espuma de zanahoria sobre bizcocho de chocolate.
Un magnifico flujo de sabores que merecía un digno acompañante. Conociendo las añadas 2004 y 2005, aposte por un valor seguro. Santa cruz de Artazu 2003¡Extraordinario!
Reposa ya en mi disco duro, archivado en la carpeta de los vinos para compartir.
Un garnacha navarro de Artazu, primo hermano de los Artadi y nacido para sorprender.
Cereza picota de capa media alta con ribete juvenil, con un brillo atractivo. Aromático intenso en nariz, elegante, floral, con carga frutal y muy equilibrado. En boca es sedoso, fresco, afrutado, con maderas finas, muy agradable y con taninos amables y redondos. Muy bien acoplados a una acidez correctísima.
Un gran vino que maridó perfectamente con todos los platos, incluido los postres.
Una grata reunión familiar con dos de las bodegas de mi distribución, Vallobera y Pujanza, que sirvió de presentación en uno de los restaurantes destacados de la gastronomía Navarra y como descanso durante las intensas horas del I Salón del Vino de Pamplona.
¡Merece un bis!

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