En Pamplona, en la Plaza del Castillo, salón de todos los pamploneses, como se la suele conocer por estos lares, se brindó hace una semana con una copa de vino navarro como original manera de demostrar el rechazo, y el cabreo, que la ministra de la mElena y su borrador de la Ley del Alcohol han provocado en una amplia representación de la sociedad española. También mundial y europea, ya que han sido varios los periódicos y blogs extranjeros que se han hecho eco de la injusta implicación del vino en la lidia y muerte de los jóvenes españoles. En el lado opuesto al menosprecio del vino encontramos al candidato a la presidencia francesa, Nicolás Sarkozy- no olvidando que es una promesa electoral- quien hablando con productores franceses se comprometió a liberar a este sector de las ataduras de una ley que desde el año 1991 aplica en Francia el mismo rasero en materia de publicidad a vino, tabaco y alcohol.
Allí prometen libertad aquí lo contrario, medidas represivas y coactivas.
Este gobierno lleva al vino como puta por rastrojo y no sería de extrañar que iniciativas como la navarra se sucedieran por toda nuestra geografía durante los próximos meses.
Si seguimos en la dinámica actual de descenso de consumo y ataque por sectores sociales y sanitarios no es descabellado pensar que el vino experimente síntomas de extrema gravedad y necesitemos que Rodríguez Zapatero y sus ministros aludan a razones humanitarias para de una vez por todas contribuir al proceso de desarrollo y auge de un sector de gran importancia económica, cultural, medioambiental y social, para muchas regiones españolas.
Allí prometen libertad aquí lo contrario, medidas represivas y coactivas.
Este gobierno lleva al vino como puta por rastrojo y no sería de extrañar que iniciativas como la navarra se sucedieran por toda nuestra geografía durante los próximos meses.
Si seguimos en la dinámica actual de descenso de consumo y ataque por sectores sociales y sanitarios no es descabellado pensar que el vino experimente síntomas de extrema gravedad y necesitemos que Rodríguez Zapatero y sus ministros aludan a razones humanitarias para de una vez por todas contribuir al proceso de desarrollo y auge de un sector de gran importancia económica, cultural, medioambiental y social, para muchas regiones españolas.
3 comentarios:
Sarkozy puede prometer hasta el punto de vender su alma si es necesario, que para eso está él en campaña junto al resto de políticos franceses.
Pero de vino ni papa. Él confiesa que no prueba ni una gota. En una visita a España hace algún tiempo se le veía sufriendo ante una copa de generoso andaluz. En una reciente comida en la que se servían Yquem y Latour, se hizo de rogar para acercarse las copas a la nariz. Y ya está. Dice Sarkozy que "el vino es incompatible con el frenético estilo de vida que llevo".
El último número de la Revue du Vin de France trae un extenso reportaje sobre los candidatos franceses y su relación (o ausencia de relación) con el mundo del vino.
Así que Sarkozy puede decir lo que quiera pero me temo que, en este tema al menos, sus promesas no se basan en el conocimiento del producto :-)
Un saludo.
De acuerdo con tu apreciación, pero no es necesario que un politico sepa o entienda de todo, lo que tiene que hacer es rodearse de los mejores asesores y ayudar a gestionar un país. Que no beba vino no es una razón para desentenderse del tema. Ya apunto que no olvidemos que está en campaña electoral, pero al menos es un paso para poder exigirle su cumplimiento. Francia no es como España y entre los politicos existen las palabras corrupción e incompetencia, pero también justicia y dimisión.
Uy, no te creas que muchos políticos son tan distintos.
Efectivamente un buen equipo de asesores lo es todo, pero la publicidad que le hacen los comentarios de Sarkozy al sector no es de tirar cohetes.
Pero bueno, hablemos de vino...
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