miércoles, mayo 16, 2007

Más respeto para el "Terroir"


Leyendo revistas, visitando blogs y paginas Web, y escuchando opiniones diversas, estoy llegando a la conclusión que al paso que vamos el termino “terroir” y todas sus magnificas connotaciones pasará de moda y será defenestrado como en su día lo fueron por ejemplo los términos: vinos de autor o vinos de alta expresión. Pienso lo mismo de los vinos biodinámicos.
Son ya una legión a quienes se les llena la boca con la palabra “terroir” que pasan todo el tiempo escupiendo ventajas y beneficios donde, ellos precisamente, no los tienen.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el termino “terroir” no esta nada claro y tiene tantas definiciones como queramos darle.
No esta claro donde comienza su reinado y donde termina. Si se reduce a la mera expresión física de las condiciones de una determinada parcela de terreno con sus características y circunstancias particulares que luego son transferidas al vino, o si abarca también el proceso de vinificación.
Hay quienes opinan con pasión que el terroir es la expresión del alma del vino y hay quienes durante la elaboración dicen mantenerse al margen para que el terruño se exprese sin impurezas humanas. Permitidme dudar.
Cada uno de nosotros tiene una acepción o concepto diferente, algunos aprovechando esta incertidumbre aprovechan la corriente circulante y se lanzan a ella, y al vacío, esperando lograr beneficios de este mar tan revuelto.
Lo único que se ha conseguido es reducir todo, como siempre, al ámbito comercial.
Antes todo eran vinos de autor, luego fueron de alta expresión, ahora muchos se montan en el carro de los biodinámicos, algunos dicen volver a los clásicos ante la omnipresencia de vinos modernos, y por último, quien no hace sus vinos de terroir parece ser un don nadie.
Hay un endiosamiento que cada cual carga como puede. Hay mochilas que arrastran tantas formas de vinos, que la credibilidad de quien la porta cae por su propio peso. De poder ser peregrinos con dignidad y consecuentes con sus obras, el mundo se ha poblado de fugitivos que allí donde van dicen ser ejemplos del buen hacer y prototipos de la excelencia. A tierra conquistada llegan, emplean su marca, prestigio y “reputación” para lanzar al mercado los “mejores” vinos y desaparecen, como por arte de magia, para luego materializarse en nuevas tierras y con nuevas modas.
Para no extenderme y no olvidarme de alguno, quiero romper una lanza a favor de quienes hacen del vino un arte y crean maravillas a base de trabajo y dedicación. Conozco excelentes bodegueros que elaboran extraordinarios vinos que pueden ser llamados y reconocidos, como buenos hijos, vinos de autor, vinos de alta expresión, vinos clásicos, vinos modernos, vinos biodinámicos y por supuesto, vinos de terroir. También desgraciadamente hay vinos “bastardos”, producto de relaciones no deseadas o de conveniencia, vinos de moda, que no son nada salvo la aventura pasajera de quien solo busca el interés del consumidor (aunque también de estos sale alguno bueno). Vinos que perjudican al resto influyendo negativamente en la mayoría de los consumidores y disminuyendo la popularidad lograda.
Utilicemos la expresión “terroir” cuando verdaderamente lo merezca por que produce pavor y “terror” quemar tan descaradamente una palabra que tan bonito suena y que tantas alegrías da cuando se representa dentro de una botella.
¡Terroir significa algo más que un buen puñado de euros por botella!

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