miércoles, junio 20, 2007

Fusión en el Aralar de Pamplona.


El lunes pasadas las 20.30h, en el Restaurante Aralar de la capital navarra, en la calle Castillo de Maya 25 (esquina Aralar) se produjo una fusión gastrónomo-eno-musical, absolutamente armónica, que los allí presentes recordarán durante largo tiempo.
Tres acontecimientos en uno, que podríamos valorar por separado perdiendo, de esa forma, su autentica fuerza, su esencia.
Comer unos pinchos, escuchar a un guitarrista y beber unos vinos tintos puede parecer algo insignificante, incluso algo poco apetecible, teniendo en cuenta el calor que estamos pasando y respirando ya la vorágine y las prisas que cada año suponen la llegada de los Sanfermines.
En cambio si los pinchos son de Txelo, el guitarrista, Jorge, es un cubano que irradia son y simpatía, y los vinos tienen la firma de Juan Glaría, el asunto cambia radicalmente. ¡Como para perdérselo!
Empezó Jorge creando un ambiente que nos mantuvo expectantes, amortiguando los murmullos y las breves conversaciones, callándolos por completo con unas notas melosas muy de su tierra.
Primer acto: Juan presenta su Agrero 2005 y Txelo la manita de cerdo deshuesada.
Un vino joven, que permanece un año en depósito de cemento. Bonito color cereza intenso, muy aromático, afrutado, fresco, sabroso y convincente.
Se entendió a las mil maravillas con la gelatina grasa del pincho de manita. Amplificaron mutuamente sus sabores y la acidez tan rica del vino favoreció el paso de tan suculento manjar.
La música favoreció el interés y la concentración sensorial.
Segundo acto: Cuando el Gadol 2005 conoce al Steak Tartare.
Vino con cuatro meses de barrica. Tempranillo, cabernet y merlot. Cereza casi picota, ribete granate. Aromático donde el cabernet dejaba su sello tanto en la nariz como en la estructura del vino. Mas consistente, con un ligero amargor que alargaba su recuerdo.
No presencié el dialogo entre ambos pero me dijeron que se prometieron el sol y la luna.
Mientras, Cuba, estaba cada vez mas cerca.
Tercer acto: La paloma anida en el Jardín de Lúculo 2005.
El vino muy redondito, muy aromático, casi dulce, agradeció la sabrosidad de la pechuga de la paloma, bien presentada y acompañada por alguna hierba aromática.
Largura y amplitud para convencernos a todos.
Acto final: Como los asistentes conocieron a Baco.
Con Jorge improvisando letras y alguna otra canción conocida, hubo quien se animó a acompañarle, salieron de la cocina otros pinchos que pese a no maridar supusieron terminar con el vino y con la reunión.
Resumen: Éxito y homenaje espontáneo a Lucio Licinio Lúculo.

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