He vuelto a probar un vino que marcó mi paladar y mis gustos desde mi primera cita con él.
Es alemán, como los que ganaron ayer la final del mundial de balonmano, pero que no necesitaría la ayuda de ningún juez para triunfar donde quisiera. Procede de Wachenheim, de las bodegas Dr. Bürklin-Wolf.
Es un Auslese, que si nadie me corrige, mas o menos, quiere decir que procede de vendimias tardías y seleccionadas. Tan seleccionadas que los granos se recogen uno a uno buscando la mayor concentración de azucares y una exquisita acidez, y sin que la botritis haya hecho todavía excesiva aparición, en ese caso hablaríamos de otro tipo de vino. De todas formas una pequeña proporción de uvas botritizadas se utiliza para la elaboración confiriéndole esas características y esos aromas tan peculiares.
La variedad es la riesling, que me tiene totalmente enamorado.
Es un Dr. Bürklin-Wolf Wacheeinheimer Rechbächel Auslese 1998.
A la vista, color amarillo dorado muy atractivo con reflejos dorados y verdosos.
En nariz presenta una intensidad que va in crescendo, habitual en los buenos vinos. Notas acidas, dulces y evolucionando, poco a poco, a unos matices minerales fantásticos. Potencia y profundidad aromática que se traduce en un sinfín de fragancias. Flores, frutas como los cítricos (limones o limas, pomelos) y albaricoques, notas de miel, manzanilla, especias y una mineralizad que aporta elegancia a un conjunto perfectamente equilibrado. ¡El mineralismo va llegar! que diría Fernando Arrabal.
La boca es gloriosa, deslizándose lentamente por todos los espacios bucales, con cuerpo y untuosidad. Un dulzor que acompaña a una acidez fuera de serie. Demuestra y confirma la procedencia de terrenos con gran aportación mineral. Muy afrutado, con largura y persistencia.
Es un vino elegante, complejo, amplio, untuoso, sabroso y vivo.
Todavía le queda, a esta añada, tiempo suficiente para ir “redondeándose”, la pena es que esta botella ya no lo hará, pero habrá contribuido a aleccionar paladares ávidos de placer y muy impacientes. Encontraremos otra.
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