martes, octubre 17, 2006

Memorizando















Fin de semana de remonte y no precisamente en el frontón.
Después de tantos días de vendimia entrar a una bodega es sinónimo de penetrar al fabuloso universo de los aromas. Los racimos recién descargados en la tolva, los granos ya despalillados, los depósitos donde el zumo reposa con sombrero y todo. Otros depósitos donde la fermentación ya es un hecho. La prensa a toda marcha.
Nos damos de “narices” con el afrutado de la uva, el concentrado del mosto, el espectáculo nasal y visual del remontado. Se descubre a que huele durante la fermentación. El tufo, tan peligroso, lo invade todo. Además percibimos olores químicos, a levaduras, a la oruja prensada y casi seca.
Podrías moverte a ciegas por los pasillos y saber en cada momento donde te encuentras.
Creo que es obligatorio zambullirse durante estas fechas en las bodegas para después trasladar a una copa toda nuestra memoria olfativa.
Las fotografías que acompañan al texto corresponden al remontado de uno de los depósitos en una bodega de Laguardia.



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