jueves, octubre 26, 2006

El vino enamorado.




¿Cómo puede ser que el mismo vino hoy cueste menos que ayer pero más que mañana? No me refiero a precios de venta, si no de bodega. Por que vender puede vender cada uno al precio que quiera. Luego nosotros decidiremos si compramos o no.
Pero que en la bodega el vino valga ayer 3.50€ y hoy 1.50€ es, al menos, para levantar la guardia y permanecer en posición de defensa.
Me han puesto el tema en bandeja.
¿Qué decir de todas esas promociones que están afectando seriamente al mercado del vino?
¿Cuantos son los vinos que se venden gracias a regalos o bajadas de precios (y pantalones)?
Me comentan que hasta televisiones de plasma por un determinado numero de cajas. ¡Y coches! Si coches, con tal de entrar en el mercado, para luego salir escaldado, claro.
Permitidme que dude de esas políticas de precios para asear, en lo que se pueda el sobrante de vino, o mejor dicho para lavar la imagen en el computo final de las ventas anuales.

Solamente otra pregunta:¿Que nos pasa por la cabeza cuando nos ofrecen cualquier producto mucho más barato de lo que habitualmente se encuentra? Pues eso.
Aunque mirándolo desde otro punto de vista, si el vino es bebible y la pantalla de plasma es pasable, podemos recaudar entre la cuadrilla y ver el furgol mientras nos enchufamos algo de vino en vena.
Y el coche, aunque solo sirva para cooperar con el desgaste de la capa de ozono o con la contaminación de nuestras ciudades, tampoco es una mala inversión.
O fíjate tú, si compro una caja y me regalan otra. Ampliaremos las listas de la seguridad social para futuros trasplantados de hígado.
Todo sea por nuestro bien y por la disminución del excedente.
Solo de pensarlo ya me suben los vapores alcohólicos a la cabeza, si hasta me ha parecido escuchar a la espinosa ministra hablar bien y preocuparse por el pacharán.
¡Tengo que dejar de beber!

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