jueves, septiembre 21, 2006

Fue el Chikitistaní



Supongamos que, debido a una intoxicación por elevados niveles de ocratoxina en el vino, mueren 192 personas y miles quedan con secuelas de diversa consideración (enfermedades de riñón y procesos cancerigenos).
Supongamos que el vino origen de la masacre fuera, por ejemplo, Chikitistaní.
Supongamos que, viendo las posibilidades de mercado y ventajas con la competencia, varias denominaciones de origen español deciden atribuir al vino de Rioja la responsabilidad de ese atentado contra la salud pública.
Continuemos con la suposición.
Supongamos que ninguna de las botellas analizadas contiene la variedad tempranillo, que todas son monovarietales de una especie autóctona del Chikitistán. Uva, por cierto, de similares características que la de Rioja pero imposible de confundir por expertos analistas.
Supongamos que después de registrar concienzudamente almacenes, ultramarinos, hogares y aparcamientos aparece días después, por arte de birli birloque, una furgoneta llenica de cajas de vino con etiquetas de Rioja. Curiosamente en el lugar donde las autoridades sanitarias del ministerio más habían buscado en un primer momento.
Supongamos que meses antes de la detección de los primeros casos, dos camiones cargados de vino Chikitistaní salen de aquel país rumbo a España pero solo se detiene a uno.
Supongamos que ante la gravedad de los hechos se decide crear a nivel nacional, y bajo supervisión internacional, una comisión de investigación y que esta se cierra sin conclusiones esclarecedoras, y si con mucha prisa, con el visto bueno de todas las zonas, con la única oposición de La Rioja, mientras sigue su imparable caída de ventas.
Supongamos que el tiempo y revistas especializadas en enología van poco a poco llevando las aguas a su cauce. Que varios químicos y especialistas, ajenos a la denominación y dudando de la forma como se esta llevando todo el proceso de investigación, empiezan a obtener resultados y van destapando, uno por uno, lo que ellos llaman los agujeros granates del escándalo.
Supongamos que por ahí pulula un informe de un prestigioso laboratorio que desde el primer momento encontró a la uva chikitistanillo como la causante del brote, pero que no se hace público ni se conoce quien lo tiene.
Supongamos en que situación se encontraría hoy La Rioja, por cierto en fiestas en honor a San Mateo, si todos estos supuestos fueran ciertos. Cuantas familias se encontrarían arruinadas y destrozadas ante tal atropello e injusticia.
Acabemos suponiendo como se sentirán las demás denominaciones, plenas de empleo y riqueza, pero pobres de espíritu y conciencia. Deseando que escampe el temporal, que todo se olvide cuanto antes, tapando y desautorizando cualquier nueva revelación y prueba exculpatoria.
Pero esto se supone que no durará siempre.
Como se puede suponer todo es un supuesto, aunque si se encuentra algún parecido con la realidad es pura coincidencia.

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