miércoles, noviembre 28, 2007

Mi experiencia en la Nariz de Oro

Gracias a Cella Vinarium acabo de participar en una de las semifinales nacionales de la Nariz de Oro.
Era un pequeño deseo que algún día quería cumplir y hoy se ha realizado.
Ha sido una jornada maratoniana, desde las 09.30h.
Comenzamos catando a ciegas sesenta vinos para seleccionar aquellos que irán a Madrid en el mes de junio y optar a ser los mejores, o el mejor, vino de España.
Entre las diferentes tandas hemos recibido diferentes charlas o conferencias con la degustación de vinos representativos.
Para abrir boca y bajo amenaza de pasar directamente a la final de Madrid, en cosa de quince minutos un representante de la D.O. Rías Baixas nos soltó una perorata express con innumerables datos de hectáreas, variedades, subzonas y clasificaciones de las que fuimos tomando nuestras pertinentes notas. Al final lo que pensábamos que serían cuatro preguntas al respecto de la denominación de marras se convirtieron en: “Quien acierte los cuatro vinos que tiene delante, con sus variedades y su subzona de procedencia va a Madrid ipso facto”
Caras de sorpresa, taquicardias y alguna risa floja ante la insolencia, pero: “Algo os tenía que preguntar”
Un Rías Baixas con barrica, un Rosal con Albariño y Loureira y dos Albariños de Rías Baixas, uno del 2006 y otro del 2005 criado en sus lías.
Y el que mas chifle…En cinco minutos, ni uno mas, parte del pasaporte al cielo.
Después de otra tanda del concurso de vinos, otra conferencia.
El secretario de la D.O. Montilla Moriles con alegría y soltura andaluza nos habló de su tierra y nos enseño como se entiende y se disfruta de un fino, un amontillado, un oloroso y un PX.
¡Excelente explicación! Amena y muy didáctica. Para no olvidar.
Con media hora de retraso,¡a comer! Las 14.45h y nos enfrentamos a un buffet que no nos apoltrone mucho.
A las 16.30h, seguimos acumulando retraso, Pilar García Granero amiga, enóloga y ahora presidenta del consejo regulador de la D.O. Navarra nos regalo su mejor faceta. Como hablar de vino a la hora de la siesta, sin aburrir y regalando pasión y conocimientos.
Seis vinos, seis, navarros y de calidad.
Un garnacha blanca de Ada, un joven Sotavento de Otazu, un Minotauro Rojo de Ada, un Viña de mi Madre de Juan de Albret, un Altar de Otazu y un Vendimia Tardía de Chardonnay de Bodegas Príncipe de Viana.
Papilas a toda maquina. Narices y cerebros cansados.
Y al fin la prueba final, la definitiva. La madre de todas las pruebas. La que nos llevará a Madrid, si suena la flauta, claro.
Otros seis vinos, seis. Que ya pesan como treinta y seis.
Vinos jóvenes, tres monovarietales y tres ensamblajes. Recién salidos de la viña.
Monovarietal de Garnacha, de Graciano y de Tempranillo.
Ensamblajes de: Tempranillo 60% y Garnacha 40%, Tempranillo 60% y Graciano 40%, y por último, Tempranillo 60%, Garnacha 20% y Graciano 20%.
Nos explican los vinos por procedencia, características y datos de interés, en diez minutos, como mucho, y nos hacen desalojar la sala.
A nuestro regreso, y en cada puesto, una copa negra, desafiante y distante, nos espera llena en su tercio de capacidad con un liquido también negro, no identificado.
Nos ordenan permanecer de pie y a la orden de: “Tienen cinco minutos para averiguar, solo con la nariz, cual es el vino que se encuentra en su interior. Y si les queda tiempo pueden describir la variedad o variedades” O al menos es lo que yo entendí.
Manos a la obra, mejor dicho, nariz a la obra.
En tres esnifadas cazo el Tempranillo, maduro, y la compañía de la fresca y aromática Garnacha. Dispongo de tiempo para escribir y lo hago. Sin darme cuenta una voz seca nos recuerda, “Les queda un minuto”
Creo que estoy clasificado. El día ha merecido la pena.
De nuevo abandonamos la sala. Ahora deben deliberar y corregir los ejercicios.
Tras una larga espera, nada esperanzadora, viene la entrega de premios y diplomas.
El corazón empuja fuera del bolsillo las tarjetas de visita de la empresa.
Me siento ganador. Subidón hormonal. Confirman el vino catado.
”Número 4, Tempranillo y Garnacha”
Mi descripción me parece definitiva.
Van pasando los premiados pero no soy llamado ante el jurado y las cámaras de medios informativos. Todos están felices y yo, un poquito, también. Pero me queda el regusto amargo de no haber conseguido mi objetivo teniéndolo tan cerca.
He tocado la gloria con los dedos, pero alguien decidió que no era la ocasión para alcanzarla. Por lo visto se valoraba de alguna forma que yo desconocía la descripción del vino.
Casualmente es la disposición formal que todos utilizamos en nuestros post de aspecto visual, nariz y sensaciones en boca. Algo absurdo, teniendo en cuenta que no se nos permitía probar el vino. Pero…
Sigo descolocado, algo triste, por no haber podido devolver a quienes me importan las horas de sacrificio y el agradecimiento a su confianza.
Espero que no sea la última vez que participe.
De momento mi nariz sigue siendo de carne y hueso.
¡Uff, que descanso!

jueves, noviembre 22, 2007

IEC# 6. Care Finca Bancales 2003



Celebremos con júbilo esta sexta edición de Iberoamérica en cata.
El Baranda propuso catar el vino de un enólogo volador y yo enseguida pensé, por cambiar, en la familia Navascués, no por lo de voladora sino por su dedicación al mundo del vino involucrándose hasta el fondo en cada empresa y en cada proyecto en el que participan.
Los Navascués, sin avión privado, forman una empresa de asesoría enológica en la que colaboran Jesús, padre, y sus tres hijos, Mariano, Jorge y Jesús.
No con todas las bodegas actúan de la misma forma. Por ejemplo Jesús, padre, es el responsable de Care y Jorge es el creador de Señorío de Aylés., ambas en Cariñena. Otro de los hijos, Jesús, colabora con Carlos San Pedro, de Bodegas y Viñedos Pujanza, para elaborar unos de los mejores garnachas del país, el Mancuso.
Y por no aburrir más con la biografía, también aportan su granito de arena, según mis fuentes, en bodegas como Otto Bestué y Meler, en Somontano. Hasta a la D.O. Tacoronte-Acentejo, en el órgano regulador no en ninguna bodega, llegan sus consejos.
Como veis con ellos he intentado, sobre todo, no abusar de los consabidos enólogos voladores y adornar la sexta convocatoria de una forma poco espectacular pero, creo, igualmente válida.
Para hacer bien la tarea de El Baranda propongo al blog un vino de Cariñena, de Bodegas Añadas, bodega más conocida por su nombre comercial, Care.
Poseen 92 hectáreas de viñedo propio y cultivan siete variedades: Garnacha, Tempranillo, Moscatel de Alejandría, Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon y Chardonnay.
Además la bodega cuenta con sala de catas, salón de congresos y reuniones, club privado de vinos y restaurante.
Para hoy, Care Finca Bancales 2003.
Elaborado con un 65% de Garnacha procedente de viñedos de mas de 80 años y un 35% de Cabernet Sauvignon de edad superior a 25 años.
El vino permanece en barricas nuevas de roble francés y americano durante 13 meses.
A la vista muestra un atractivo color cereza intenso con ribete amoratado con casi ningún signo de evolución. Limpio y brillante.
La nariz es potente y franca. Donde abunda la fruta madura, las notas especiadas y balsámicas sobre un fondo mineral.
En boca se muestra amable, sabroso y elegante. Recuerdos de fruta, tostados tenues y especias. Presenta largura y unos taninos muy domados.
Un excelente vino de Cariñena.
La Guarda de Navarra recomienda conocerlo y apostar por una zona en constante ascenso hacia productos de calidad.
¡Para no olvidarlo!

martes, noviembre 20, 2007

Cata vertical de Mirto y otros.



Cella Vinarium reunió al Club de Sumilleres de Navarra, con participación de sus socios, por supuesto, para celebrar una cata vertical de Mirto.
Bodegas Ramón Bilbao elabora este vino, moderno, con uvas variedad Tempranillo de cepas viejas, con más de setenta años.
Esta bodega afincada en Haro, Rioja Alta, se mueve en el mercado con sus vinos clásicos y no tan clásicos, donde este Mirto es la clara expresión de las nuevas tendencias, de vinos con gran personalidad y marcado carácter.
Vino especial hasta en su vinificación. Exhaustiva selección, fermentación en tino de roble, maloláctica en barrica, batonage, crianza de 24 meses en barrica francesa tipo Allier, con tostados muy particulares, y embotellado sin clarificación ni filtración.
Como dicen en su casa, un “vino con corazón”.
La cata fue dirigida por Javier Gómez, enólogo de la casa y Juan Medina, director de marketing de Zadire.
A las 19 horas de la tarde del martes 13 de noviembre las cinco añadas seleccionadas para la cata esperaban el comienzo con ansiedad.
Cada una de las botellas había estado esperando durante largo tiempo ese día para demostrar el por qué de un gran vino.
El orden establecido para el evento comenzaba con la representante de la vendimia de 1999 para terminar con la de 2004, pasando por 2000, 2001 y 2002. En el 2003 la bodega decidió no elaborar Mirto pues consideró que la cosecha no reunía las condiciones de calidad mínimas.
Antes para abrir boca se degustó Mar de Frades 06, albariño del Valle de Salnés fresco, untuoso y aromático. Siguió Mar de Frades 07, recién salido del depósito. Con gracia y turbidez recordó que era uva hace dos meses. Para dar entrada a los Mirtos nos presentaron un ribera, con potencial, el Cruz de Alba 04.
Luego llegó lo previsto.
Mirto 1999: Tímido al inicio. Aromas terciarios (cueros, animales, tabaco, especias, hojarasca). Ligera oxidación en nariz. Fruta madura, alicorada. Buena acidez. Bonita evolución. Cálido.
Mirto 2000: Menos evolucionado. Balsámico. Mineral, mina de lápiz. Tostados, caja de puros, madera de cedro. Acidez alta. Goloso y largo.
Mirto 2001: El más elegante de la tarde. Fruta madura. Chocolates, cacaos, tabaco. Boca muy fina. Complejo. Excelente frescura.
Mirto 2002: Aromático, regaliz, fruta madura, torrefactos. Sabroso y amplio. Algo tánico.
Mirto 2004: Gran intensidad aromática, fresco en nariz. Goloso de amargoso final. Buena acidez y escasa tanicidad para su edad.
La Guarda de Navarra disfrutó de los vinos y ahora lo comparte en su blog.
¡Extraordinaria reunión!

lunes, noviembre 12, 2007

Paseo por la Borgoña en Cella Vinarium



Cella Vinarium comenzó los actos, que culminarán el próximo sábado 17 de noviembre con el II salón del Vino de Pamplona, de la manera más elegante y glamurosa posible: con la cata de cuatro borgoñas blancos y con un fin de fiesta a base de buen champán francés, Billecart Salmon.
A las 20.00h del jueves 8 de noviembre y frente a 30 afortunados aficionados, Joan Valencia, propietario de Cuvée 3000 e importador de la famosa casa Leroy, empezaba su acertada, particular y sincera descripción, desde la experiencia, de una de las zonas productoras de vino mas importante y conocida del mundo: Borgoña.
Quien afirme con rotundidad conocer bien la Borgoña y sus vinos miente, a sabiendas, y resta categoría personal. Pero, si por el contrario, se habla con humildad y conocimiento, de esa atomizada y parcelada región, mosaico de múltiples denominaciones, la reunión puede acabar de manera exitosa.
En Borgoña hay multitud de productores, de propietarios, de viñedos, de viñedos dentro de viñedos, por lo que conseguir una muestra representativa que sea capaz de describir someramente lo que surge de aquella tierra es empresa más que complicada.
Por hacernos una pequeña idea de su distribución geográfica, la Borgoña se divide en seis regiones. Viajando los 300 Km. que ocupa de de Norte a Sur, Chablis y Yonne aisladas al noroeste, mientras que las cinco restantes bordean la meseta borgoñona, a la entrada del amplio Valle del Saona.
Primero Côte D´Or, donde descubrimos la Côte de Nuits y la Côte de Beaune, con Meursault y Puligny donde están los mejores vinos blancos, luego Hautes Côtes, seguimos a Côte Chalonnaise, bajamos a Mâconnais, Mâçon donde se produce el Poully-Fuisse y terminamos en Beaujolais.
Cada región de Borgoña muestra su propio terruño o suelo: arcilloso, granito o calcáreo, laderas bien orientadas de pendientes suaves que se adaptan perfectamente al clima fresco.
Quien dice borgoña blanco dice casi exclusivamente Chardonnay, variedad que puede oscilar enormemente en aromas y perfumes según la vinificación, el envejecimiento o el pago.
Los aficionados a estos vinos aprenden a detectar las notas de mantequilla y pan tostado en el borgoña blanco criado en roble, habituales en Côte d´Or. Los blancos de sencillos (Bourgogne AOC, vinos de Mâçon, de Chablis,…) no pasan casi nunca por barrica y deben tener unos aromas limpios sin exceso de acidez, que permitan ofrecer recuerdos a miel y frutas. Los mejores blancos ganan complejidad y concentración al envejecer apareciendo matices de avellana y miel.
Los vinos catados fueron:
Droin Chablis 06. Genérico pero rotundo. Fresco, floral. Notas de hierba fresca, heno, anisados.
Le Château Le Puligny Montrachet 04. Un village fantástico. Boca amable y de excepcional largura.
Puligny-Montrachet 1º Cru Les Chalumeaux 04. Frescura y calidez para acercarnos al sur.
Deux Montille Mersault Les Casse Tetes 04. Flor y mantequilla. Mucha frescura con matices especiados. Goloso, sedoso, y corpulento.

Excelente comienzo para unas actividades que nos seguirán acompañando durante la semana.

sábado, noviembre 10, 2007

Guzmán Aldazábal Tempranillo 2004




Por fin tengo veintitrés minutos para publicar un nuevo artículo en este, cada vez más olvidado, blog.
Como envidio a aquel que consigue día a día actualizar el suyo sin descuidar otras obligaciones o apartarse de otros placeres de la vida.
Para hoy guardo una botella que Javier Guzmán Aldazábal me recomendó allí por el mes de agosto y donó gustosamente a mi fundación, La Guarda de Navarra, destinada a recoger aquellos vinos que necesitan de un cariño desinteresado.
Como muchos sabréis Heredad Guzmán Aldazábal elabora sus vinos en el pueblo riojano alavés de Navaridas y les dota de un carácter tan peculiar que los convierten en presa de aficionados ávidos de emociones extraordinarias.
Guzmán Aldazábal Tempranillo Cosecha 2004.
Es el último vino que Javier se ha inventado. Tempranillo 100%. Es tan, tan,…que tiene curioso hasta el tapón sintético, de un color amoratado muy sui generis.
Temperatura de cata 14-15 grados.
A la vista se muestra joven, con un color cereza picota y ribete morado con reflejos azulados. Brillante. Lágrima densa, marcando un 13.5%.
Hasta aquí todo transcurre dentro de una normalidad aparente.
En nariz ya empieza a descolocar y a sorprender.
Soy capaz de apostar que quien lo cate a ciegas no dirá jamás, pero jamás, que esta bebiendo un tempranillo de la Rioja Alavesa.
Clarísimas notas de sobremaduración, entiendo que buscadas. Unos tostados muy bien acoplados al conjunto. Un fondo mineral muy atractivo. Matices florales y de regaliz. Notas metálicas, hierro oxidado. Cacao y torrefactos. Cierta frescura aunque se nota un vino calido, mediterráneo.
La boca sigue en la línea. Ataque dulce, buena frescura, calido, ligera tanicidad y astringencia, ciertos apuntes salados y un refinado amargor que prolonga su largura en el tiempo.
De cuerpo medio, su paso es amable a la vez que alegre. Al aumentar la temperatura marca alguna punta alcohólica.
La Guarda de Navarra enmarca este Tempranillo entre los vinos que hay que probar para romper estereotipos.
Al Gore y los de Green Peace deberían llevarlo en su campaña del recambio climático. Vino del futuro. Cuando en el 2050 el Mediterráneo bañe las costas riojano alavesas nuestro vino y nuestro paladar ya estarán adaptados al cambio. Y sin licorella.
¡Buen vino de exuberantes sensaciones!

viernes, noviembre 02, 2007

Ron Edmundo Dantes de 25 años.







Voy a compartir con el blog una excepcional oferta y una experiencia fantástica.
Botella de ron, cubano, para mas señas, con fama de ser el mejor del mundo y dicen que el más distinguido.
Ron de 25 años de añejamiento, algo único en su especie y, probablemente, el último que se elabore con estas características.
Es absolutamente exclusivo, 150 botellas para toda España.
El formato de presentación extraordinario.
La botella de porcelana viene decorada a mano con Oro de 24 kilates.
Y para rizar el rizo, la caja que lo protege se sustituye por un humidor que también se adorna con Oro de 24 kilates. Impecable.
Lujo y distinción para los pocos afortunados que sean capaces de hacerse con alguna de estas maravillosas obras de arte.

El nombre de la marca, Edmundo Dantes, en honor al Conde de Montecristo.
Desconozco como se cata un ron pero me ha parecido algo inolvidable.
De color dorado ligeramente pálido se muestra atractivo, pulcro y brillante. Meloso.
La nariz rotunda, aromática y muy franca. Con un delicioso bouquet avainillado que invitaba a beber y donde no te rechazaba su contenido alcohólico, 40º.
La boca agradable, amable, delicada, elegante, sin empalagar y con un sabor que aún perdura en papilas y neuronas. Por supuesto, nada que ver con los rones que conocía hasta esta tarde.
La Guarda de Navarra recomienda este fuera de serie y recuerda su carácter exclusivo y especial.
El precio no debe importar pues a pesar de sus varias centenas de euros se agota allí donde llega.
¡El que lo busca lo encuentra!




Si estas interesado enviamé un correo. Mientras disfruta de las fotos, pronto llegará el ron.