Post de agradecimiento al alma caritativa de la Avenida de Navarra.
Hoy, al mediodía, mientras me dirigía a mi domicilio, algo infrecuente, para comer con mi familia y luego volver al trabajo, ocurrió lo improbable: Rotura de embrague.
Lugar: Carril izquierdo de una vía saturada de tráfico, antes de la rotonda del barrio de Azpilagaña, dirección hospitales.
Incidencia: Demora de la grúa por otros servicios de casi una hora.
Armado de paciencia. Ataviado del favorecedor chaleco amarillo fosforito. Con el pertinente triangulo a cincuenta metros del vehiculo. Observando impotente como imbéciles casi, encima, me atropellan. Con un frío viento del norte azotando mis quebradizas orejas y un sol que, afortunadamente, ha mejorado, al menos, el tono de mi cutis facial.
A lo lejos, en lontananza, avisto a un individuo de mi especie. Viste el mismo chaleco que yo y se acerca por el arcén jugándose el tipo ante animales hambrientos que aceleran sin compasión.
¡Cáspita!
- Buenas tardes. He aparcado mi coche en el cercano barrio de Iturrama y vengo a ver si necesitas ayuda.
Me froto los ojos. Tal vez sea un espejismo. El sol y el frío tal vez están minando mi moral y mis percepciones.
¿Quieres que empujemos el coche y lo retiremos hacia un lugar más seguro? Puedo parar el tráfico mientras lo intentas.
Como todo era inútil y sólo era posible esperar a la grúa, permaneció junto a mí brindándome su compañía hasta la llegada de la asistencia.
En ese momento nos dimos la mano y se fue en silencio, como llegó.
La Guarda de Navarra quiere agradecer, de corazón, su extraordinaria y esplendida forma de actuar. Es extraño encontrar la compasión de nuestros semejantes y sorprende, tal y como esta nuestra sociedad, tropezar con un ser bueno que de forma altruista y generosa se ocupe de alguien que no conoce y que, quizás, no vuelva a ver en su vida.
Me hubiera gustado compartir el vino que está reforzando mi alma mientras escribo.
Un Pujanza 2002 que después del paso del tiempo se muestra pletórico en matices cromáticos, en intensidad aromática. donde notas especiadas y confitura golosa colman las expectativas previas al descorche. En boca la madurez tan fresca y la amplitud tan sabrosa reafirman mi apuesta por esta bodega.
¡No, si en el fondo ha sido un gran día! Ya te digo.