En un lugar de Laguardia de cuyo nombre no puedo olvidarme, “Entre viñas y olivos”. Allí surgió uno de los momentos mágicos del otoño.
No podía ser en otro sitio donde el vino trasciende de lo terrenal y donde vagan espíritus dadivosos y esplendidos que comparten su amor al vino o su vino con amor.
En la penumbra, junto al trujal, disfruté de la variedad alemana por excelencia, la Riesling, que ha sido origen de mis mejores fantasías “enóticas”.
Egon Muller-Scharzhof Saar Scharzhofberger Riesling Spätlese 2006
Aún con dudas, pues el vino germano necesita dos vidas para conocerlo, podemos sacar mucha información de ese trabalenguas.
Egon Muller – Scharzhof, es el productor.
Saar, la zona alemana que toma el nombre del río homónimo afluente del Mosela.
Scharzhofberger, el viñedo de donde proviene la uva, uno de los más importantes y reconocidos de Alemania.
Riesling, la variedad.
Spätlese, un tipo de maduración similar a vendimia tardía.
2006, la añada en cuestión.
Sabiendo que el descorche fue precipitado, podríamos haber aguardado algunos añitos, las sensaciones producidas fueron memorables.
A la vista muestra un atractivo amarillo dorado muy brillante. Me atrevería a decir, un alimonado metálico de lágrima muy densa.
En nariz sorprenden sus iniciales notas a hidrocarburos, caucho pegado al asfalto, frenada de deportivo, que sin desaparecer por completo nos anticipan una complejidad gloriosa.
Aromas frescos dentro de una dulzura envolvente. Floral, cítrico. Muy equilibrado.
Boca sabrosa, donde esperaba encontrar una acidez elevada que no fue tal, untuosa, por momentos amable, incluso cálida. Interminable en largura. Frutoso y mineral.
La Guarda de Navarra recomienda este vino, o cualquier vino parecido, y ese lugar donde contemplar pasar la vida en buena compañía alejado del stress.
Si todavía no conoces “Entre viñas y olivos” ¿a qué esperas?
Placer eterno
entre viñas y olivos
otoño sin fin
No podía ser en otro sitio donde el vino trasciende de lo terrenal y donde vagan espíritus dadivosos y esplendidos que comparten su amor al vino o su vino con amor.
En la penumbra, junto al trujal, disfruté de la variedad alemana por excelencia, la Riesling, que ha sido origen de mis mejores fantasías “enóticas”.
Egon Muller-Scharzhof Saar Scharzhofberger Riesling Spätlese 2006
Aún con dudas, pues el vino germano necesita dos vidas para conocerlo, podemos sacar mucha información de ese trabalenguas.
Egon Muller – Scharzhof, es el productor.
Saar, la zona alemana que toma el nombre del río homónimo afluente del Mosela.
Scharzhofberger, el viñedo de donde proviene la uva, uno de los más importantes y reconocidos de Alemania.
Riesling, la variedad.
Spätlese, un tipo de maduración similar a vendimia tardía.
2006, la añada en cuestión.
Sabiendo que el descorche fue precipitado, podríamos haber aguardado algunos añitos, las sensaciones producidas fueron memorables.
A la vista muestra un atractivo amarillo dorado muy brillante. Me atrevería a decir, un alimonado metálico de lágrima muy densa.
En nariz sorprenden sus iniciales notas a hidrocarburos, caucho pegado al asfalto, frenada de deportivo, que sin desaparecer por completo nos anticipan una complejidad gloriosa.
Aromas frescos dentro de una dulzura envolvente. Floral, cítrico. Muy equilibrado.
Boca sabrosa, donde esperaba encontrar una acidez elevada que no fue tal, untuosa, por momentos amable, incluso cálida. Interminable en largura. Frutoso y mineral.
La Guarda de Navarra recomienda este vino, o cualquier vino parecido, y ese lugar donde contemplar pasar la vida en buena compañía alejado del stress.
Si todavía no conoces “Entre viñas y olivos” ¿a qué esperas?
Placer eterno
entre viñas y olivos
otoño sin fin