El otoño, templado, ha sido testigo de mi visita a una de las zonas de viñedo más interesantes de Navarra.
El pueblo de Artazu recuerda todavía, con nostalgia, como el abandono progresivo del campo acabó con casi todas las hectáreas de garnacha que componían un paisaje que me hubiera encantado conocer.
Imagino como las cepas ocupaban cada ladera, cada terraza, cada llano, de su peculiar orografía. Siento cierta tristeza por que esa bella fotografía no haya llegado hasta nuestros días.
No entro a valorar si arrancar la garnacha, variedad autóctona que ahora diferenciaría a Navarra de sus competidores, ha marcado la historia enológica de esta comunidad. Desconozco, y nadie lo sabrá jamás, donde hubiera llegado el vino de esta tierra de haberse actuado con inteligencia en defensa de un patrimonio natural. De haber confiado en una casta adaptada al clima y al terreno, con siglos de garantía.
No entro a valorar si arrancar la garnacha, variedad autóctona que ahora diferenciaría a Navarra de sus competidores, ha marcado la historia enológica de esta comunidad. Desconozco, y nadie lo sabrá jamás, donde hubiera llegado el vino de esta tierra de haberse actuado con inteligencia en defensa de un patrimonio natural. De haber confiado en una casta adaptada al clima y al terreno, con siglos de garantía.
Nuestros vecinos franceses, y otras tierras españolas, así lo hicieron y así les va.
Siempre he apoyado la plantación de variedades mejorantes, extranjeras, aunque creo que, visto lo visto, mi opinión va a cambiar radicalmente.
Los últimos vinos de chardonnay que voy probando me están haciendo volver a disfrutar de la viura y esperar, con alegría, los experimentos con garnacha blanca.
Los últimos vinos de chardonnay que voy probando me están haciendo volver a disfrutar de la viura y esperar, con alegría, los experimentos con garnacha blanca.
De la cabernet, el shiraz/syrah y la merlot forales, salvo honrosas excepciones, ya no espero nada, o poco.
Solamente la garnacha me está haciendo disfrutar de los vinos de la denominación de origen Navarra.
Ya hablaré de Domaines Lupier cuando visite a Enrique y a Elisa en su bodega de San Martín de Unx.
Hoy toca hablar de Bodegas y Viñedos Artazu.
Eduardo, el encargado y responsable de todo en la bodega, fue capaz, en rato y medio, de mostrarme el cielo. La añada 2011, recién fermentada, con los futuros Artazuris, rosado y tinto, donde ya se intuye estilo y potencial. Alguna novedad para este año que recuerda, en hechuras, al mejor vino de la casa. Y varias añadas de Santa Cruz de Artazu, en barrica, en depósito y en botella.
Un paseo por los escarpados viñedos, pendientes increíbles, pinares y cepas de garnacha ocupando espacios inverosímiles. Intento viajar al pasado, a hace cinco o seis décadas, y buscar el colorido de la parra verde, el de la parra otoñal, en cada una de las parcelas que ahora ocupa el cereal.
Al final, visita al edificio social en el centro del pueblo. De apariencia exterior rústica y austera, con un interior moderno y funcional.
Al final, visita al edificio social en el centro del pueblo. De apariencia exterior rústica y austera, con un interior moderno y funcional.