El año pasado solo un par de aficionados con mayúsculas (demostraron cierta ventaja) se apuntaron a este concurso. Y uno de ellos ganó.
El resto se quedó en casa con el miedo metido en el cuerpo.
Gente sin complejos y con ganas de aprender. Ese fue el perfil de la mayoría de participantes.
Cualquiera puede ganar un concurso de cata. Cualquiera se puede llevar los premios establecidos. Todos nos divertimos alrededor del vino.
Los cobardes que dicen que entienden, delante de sus amigotes, no quieren poner en entredicho su reputación enológica y no se miden ante jovenes con ilusión capaces de educar su nariz para jugar con el vino y fomentar su consumo responsable.
Si te encuentras entre estos últimos, no dudes en participar en el único concurso del mundo para no profesionales, según dice Migueltxo.
Desterremos la idea de que el vino es solo para expertos. Desmitifiquemos el hecho de que solo pueden disfrutarlo quienes tienen paladares selectos.
Demostremos, a todos aquellos que se les llena la boca haciendose los entendidos, que solo son humo y retémosles a participar.
He catado muchas veces con algunos "expertos" y son capaces de confundir garnachas con chardonnays. Su falta de humildad es tal que siempre culpan al de al lado, a un catarro, a la alergia, a cualquier cosa.
Nuestro objetivo aprender, aprender y aprender.
Para ello, fundamental, reconocer y comprender nuestros errores.
El vino se elabora con el fin de acompañar la comida, de acompañarnos en nuestros momentos de ocio.
Saber de vino, son palabras mayores. Es como saber de arte, como saber de economía.
En Vino amigo, no queremos saber de vino, queremos que el vino nos sepa.
¡Que bien me ha quedado!
La Guarda de Navarra anima a todo el mundo a concursar y/o difundir este concurso y su filosofía.
¡Vino Amigo 2010!