
Si los viticultores no cuidan la uva, bien por que no se la pagan y no es rentable o por que piensan que el vino nace por intervención divina de uva poco sana (una mala interpretación de la filosofía biodinámica).
Si los bodegueros no pagan la uva de calidad, exigen, exprimen, demasiado a los agricultores sin corresponder con un precio, al menos, digno. Si se hacen la competencia desleal y rastrera, entre ellos, para deshacerse del excedente (promociones una más una, precios de ganga con tal de sacar al prójimo de su nicho de mercado, regalando coche por compra de mil cajas, colocando el vino del establecimiento gratis todo el año,…).
Si la hostelería y la restauración siguen aprovechándose de esas promociones sin repercutir las bajadas en los precios de las copas o en las cartas de vino. El margen para los de siempre. Si no fomentan y apoyan la extraordinaria labor de los malpagados sumilleres.
Si los consumidores ya no consumen. Si los aficionados prefieren la cerveza que al menos se sirve fresca. Si solo se buscan vinos de bodegas moribundas de las que beneficiarse o reservas de 1,85€.
¿A dónde vamos? ¿Qué se ha hecho mal para llegar a esta situación?
Desconozco si se habló de todo esto en la Winefuture Rioja´09 o seguían tan preocupados con los bloggers como para olvidarse que ellos viven del vino y sin él no son nada.
Por cierto Maite Corsín en Sibaritas (cuanto juego me da esta revista) pone en boca de Robert Parker la frase de “Hay que distinguir entre blogs buenos y malos. Solo los buenos seguirán sobreviviendo, aunque el resto no hagan más que hacer ruido.”
Coño, Robert, como en tu gremio. Unos hacéis ruido y los buenos trabajan para que esto del vino continúe. Si todos fueran como tú la mayoría de las bodegas no existirían o estarían olvidadas. No merecen la pena si no son de tu gusto o si no te pagan lo suficiente para que tu omnipotencia les caiga como maná.
Para terminar quiero reconocer públicamente que no entiendo a Peñín.
En su editorial de este número de diciembre-enero de Sibaritas apunta varias cosas para guardar en el recuerdo. Memorables.
Señala a Pancho Campo como extraterrestre comentando que ha tenido que ser un personaje venido de otro mundo quien organice un congreso a la americana, es decir, o asisten los mejores o nadie.
Se echa piedras encima al reconocer que en este país se organizan mediocridades con ponentes de escasa relevancia, por temor de que los grandes no acepten la invitación. Y yo que pensaba que en Pamplona lo organizado por los enólogos el año pasado había contado con los mejores (Peñín, Víctor de la Serna, Proensa, Juancho Asenjo).
Por esa razón los españoles somos incapaces de vender nuestros vinos mejor que franceses, italianos, americanos, etc, etc. No nos sentimos superiores aunque lo seamos. Siempre tienen que venir de fuera a refrotarnos nuestra estúpida humildad.
A igualdad de precio pocos vinos del mundo superan a los vinos españoles en calidad, en legalidad y en salubridad o higiene.
Y el colmo de los colmos.
Se le llena la boca, en este caso la pluma, recordando que participó en el afamado congreso charlando sobre “enomarquismo”, esa cultura de las puntuaciones en la que, dice, estamos metidos.
Pero si es él uno de los culpables de que a muchas tiendas especializadas vayan pavos y doñitas pertrechados con la guía de sus carnes buscando vinos imposibles que tengan más de 90 puntos peñín y sin preguntarse, si quiera, sin son blancos o tintos.
De verdad, yo ya no entiendo nada. Bueno si, una cosa, que el mundo del vino esta moribundo y nos hemos rodeado de matasanos con titulo y sin experiencia.
¡Sálvese quien pueda!
Por cierto, conozco importante grupo inversor que busca bodega con prestigio, y buen vino, para comprar. Absoluta discreción y profesionalidad.
Razón: Este humilde blog.