El año pasado en Pamplona tuve la oportunidad de enfrentarme a estos morlacos confirmando la raza y el carácter de esta bodega laguardiense.
Hace unas lunas nuestros destinos se cruzaron de nuevo en plenas fiestas patronales en honor a San Juan y San Pedro.
El resultado, previsible, fue la satisfacción plena de los presentes y el orgullo de un bodeguero que, visto lo visto, no conoce sus límites.
Por orden, la cata fue la siguiente:
Pujanza Norte 1999.
El del tono más evolucionado de la cita. Serio. Buena intensidad aromática y frescura. Especias y fruta escarchada. En boca se muestra vivo, fresco y elegante.
Un clásico sin domar.
Pujanza Norte 2000.
No se elaboró.
Pujanza Norte 2001.
Atractivo en vista. Intenso en nariz. Notas florales y minerales. Boca sápida, larga, fresca y con peso.
Expresivo con carácter propio.
Pujanza Norte 2002.
Vivo a la vista. Nariz frutal, mineral, fondo especiado y madera sutil. Boca muy interesante, con cuerpo y grasa.
Intenso y complejo.
Pujanza Norte 2003.
Intenso. Notas frutales en compota, confitura. Mineral, fondo de hierro. Complejo. Boca larga. Estructurado.
Un grande que sigue creciendo, regenerándose en botella.
Pujanza Norte 2004.
Brillo extraordinario. Lo tiene todo, floral, frutal, mineral, especiado. Boca fresquísima. Difícil concretar su procedencia.
Brutal, elegante e impresionante.
Pujanza Norte 2005.
Vivo a la vista. Nariz de extraordinaria complejidad. Mineral a copa parada. Frutal y especiado. Café y tabaco. Boca elegante, fresca y sabrosa.
Todavía creciendo y hasta cuando.
Pujanza Norte 2006.
Juvenil a la vista. Intenso en nariz. Eclesial, incienso. Mineral y cítrico. Lleno de matices. Goloso y fresco en boca.
Un yogurín que nos alegra la existencia pero que en el futuro nos colmará de sensaciones.
Pujanza Norte 2007.
Precioso a la vista. Aromas para dar y tomar. Frutal, balsámico, mineral. Hierbas aromáticas. En boca es frutal, sabroso, con un punto de calidez magnifico. Cierto corte mediterráneo.
Un diamante en bruto. Su creador reconoce que este es “su gran vino”, por el momento.
Todos mostraron una perfecta evolución, equilibrados, expresivos. De potencia sutil, elegancia sublime y una complejidad para considerarlos vinos de trago largo, de disfrute pausado y larga conversación.
Ninguno se parece entre sí aunque tengan rasgos comunes.
La Guarda de Navarra vuelve a recomendar esta bodega. La sinceridad de sus vinos, la franqueza, el equilibrio y la apuesta por una línea clara que, a diferencia del resto, son valores para tener en cuenta en un mercado convulso donde parece que hay que vender a toda costa perdiendo calidad y levantando sospechas con practicas ilícitas.
“Pujanza forever”
Hace unas lunas nuestros destinos se cruzaron de nuevo en plenas fiestas patronales en honor a San Juan y San Pedro.
El resultado, previsible, fue la satisfacción plena de los presentes y el orgullo de un bodeguero que, visto lo visto, no conoce sus límites.
Por orden, la cata fue la siguiente:
Pujanza Norte 1999.
El del tono más evolucionado de la cita. Serio. Buena intensidad aromática y frescura. Especias y fruta escarchada. En boca se muestra vivo, fresco y elegante.
Un clásico sin domar.
Pujanza Norte 2000.
No se elaboró.
Pujanza Norte 2001.
Atractivo en vista. Intenso en nariz. Notas florales y minerales. Boca sápida, larga, fresca y con peso.
Expresivo con carácter propio.
Pujanza Norte 2002.
Vivo a la vista. Nariz frutal, mineral, fondo especiado y madera sutil. Boca muy interesante, con cuerpo y grasa.
Intenso y complejo.
Pujanza Norte 2003.
Intenso. Notas frutales en compota, confitura. Mineral, fondo de hierro. Complejo. Boca larga. Estructurado.
Un grande que sigue creciendo, regenerándose en botella.
Pujanza Norte 2004.
Brillo extraordinario. Lo tiene todo, floral, frutal, mineral, especiado. Boca fresquísima. Difícil concretar su procedencia.
Brutal, elegante e impresionante.
Pujanza Norte 2005.
Vivo a la vista. Nariz de extraordinaria complejidad. Mineral a copa parada. Frutal y especiado. Café y tabaco. Boca elegante, fresca y sabrosa.
Todavía creciendo y hasta cuando.
Pujanza Norte 2006.
Juvenil a la vista. Intenso en nariz. Eclesial, incienso. Mineral y cítrico. Lleno de matices. Goloso y fresco en boca.
Un yogurín que nos alegra la existencia pero que en el futuro nos colmará de sensaciones.
Pujanza Norte 2007.
Precioso a la vista. Aromas para dar y tomar. Frutal, balsámico, mineral. Hierbas aromáticas. En boca es frutal, sabroso, con un punto de calidez magnifico. Cierto corte mediterráneo.
Un diamante en bruto. Su creador reconoce que este es “su gran vino”, por el momento.
Todos mostraron una perfecta evolución, equilibrados, expresivos. De potencia sutil, elegancia sublime y una complejidad para considerarlos vinos de trago largo, de disfrute pausado y larga conversación.
Ninguno se parece entre sí aunque tengan rasgos comunes.
La Guarda de Navarra vuelve a recomendar esta bodega. La sinceridad de sus vinos, la franqueza, el equilibrio y la apuesta por una línea clara que, a diferencia del resto, son valores para tener en cuenta en un mercado convulso donde parece que hay que vender a toda costa perdiendo calidad y levantando sospechas con practicas ilícitas.
“Pujanza forever”