Extasiado. Sin palabras. Levitando.
Si dijera que es uno de los mejores Shiraz que he probado, alguno ni se enteraría del alcance de la apreciación. Si enumerara que por mis sentidos han pasado monovarietales de Syrah de la talla de Clarendon Hills 2001 Côte Rôtie 1994, Jean Paul-Jean Luc; Saint Joseph 2002 E.Guigal, Vignes de L´Hospice; Côte Rôtie 2002 Jean Michel Guerin, Les Grandes Places; Le Pavillon Ermitage 2000, M.Chapoutier, Hermitage La Chapelle 1998, Paul Jaboulet Aine; Arrayan 2003, Dominio de Valdepusa 2003; Valtosca 2005; Canalizo 2001 o Penfolds Grange 1996 y 2001, entre otros muchos, tal vez alguien pensaría que exagero.
Pero no. Todavía, sin acogerme al Código Cocina, al que debería encomendarse el blog sevillista del que me reservo la opinión para no calumniarlo, mis pensamientos son lúcidos y no me une parentesco alguno con Javier para asegurar que el Sh 2006 es ejemplo para quienes nos sentimos aficionados al buen vino.
De las seis mil botellas producidas ya me he bebido dos. Pocas mas quedan, así que quien quiera disfrutarlo que vaya buscando o pidiendo. No, no soy su distribuidor, aunque no me importaría, pues cumple a la perfección mis exigencias.
Ya sabéis que la bodega se sitúa en Murchante. Adscrito a la D.O. Navarra. El viñedo rodea el pequeño edificio y el Moncayo es testigo lejano de lo bien que se trabaja el campo y lo mucho que se cuidan los vinos.
Este Sh realiza la fermentación maloláctica y diez meses de crianza en barricas de roble francés tipo Allier, según cuenta la página web García Burgos.
García Burgos Sh 2006.
El sonido durante el llenado de la copa delata que se trata de un vino campeón.
Picota casi opaco con ribete violáceo. Lagrima densa que tinta la copa. Impresionante. La tinta china es mas clara. Bonito, limpio, brillante. Vista espectacular con el movimiento de la muñeca.
Nariz aromática, aunque se muestra cerrado al principio. Recuerdos a berberechos en lata.
Al tiempo desarrolla una evolución magnifica que le hace crecer en todos los aspectos. Fruta roja y negra, casi mermelada. Deliciosos tostados en forma de chocolate amargo y torrefactos. Algo de regaliz. Algún apunte floral muy fresco. Especiado, a base de pimienta y nuez moscada. Balsámico, a veces mentolado. Mineral con notas de grafito fino, mina de lápiz. Monte bajo, boj y hierbas aromáticas. Extremadamente complejo y elegante.
La boca sorprende por su amabilidad. Con esas hechuras, con ese color, con su edad, con sus aromas, nadie imagina ese terciopelo en su paso. Esos taninos tan dulces. De cuerpo medio se muestra fresco, profundo, amplio, largo y levemente amargo. Perfectamente estructurado e inteligentemente armónico.
La Guarda de Navarra quiere compartir con todo el universo este sensacional vino navarro. Vino per se, que nadie ubicaría en nuestra D.O. He aquí un vino con alma, con raíces y con carácter.
Por si acaso nos confunden y nos vacunan, después de beberlo prohibido enseñarle la lengua a un veterinario. ¿Me se ha entendío u lo explico?
Después de una semana asimilando los excelentes vinos catados en el centro temático Villa Lucía de Laguardia, salgo de mi letargo con un blanco para refrescar la boca y eliminar los excesos de taninos de tanto tinto. Retinto.
Es un vino que la familia Belasco, familia navarra de La Navarra, elabora con verdejo, exclusivamente, en la D.O. Rueda.
Entiendo que estando próxima la llegada de la añada 2007 no es el mejor momento para catar este vino pero un buen vino demuestra sus poderes en cualquier momento, además, en caso contrario, si no lo bebo ahora habré desperdiciado una oportunidad de conocerle.
Así pues, y con riesgo de equivocarme, pues el que tiene boca se equivoca y el que se anima a escribir un blog puede hacer la frog (no se me ocurre otra palabra para rimar) a los ojos de quienes no lo ven con buenos ídem.
Viña del Sopié Verdejo 2006.
A la vista, y ayudado de bastón y perro lazarillo, observo que el color es amarillo pálido con alguna irisación dorada, también pálida. Es limpio.
En nariz, con perdón para los que nunca tienen catarros ni obstrucciones nasales, nos recibe una frescura cítrica de intensidad media. Me sorprendo al encontrar recuerdos de pomelo y tal vez algo de mango y maracuyá. Todos ellos maduros.
Unas notas salinas marcan su mineralidad, nada pronunciada. Durante su evolución aparecen hierbas aromáticas entre el anís y el limón, terminando con un fondo lejano de unos tenues matices dulces.
La boca es ligera y ligeramente acídula. Persistencia media baja, como su cuerpo. Retronasal frutal, cítrico, sin excesos, ni franqueza.
En resumen, y ojala me equivoque, me parece un verdejo correcto, sin complejidad en nariz aunque esta sea franca y una boca sin historias reseñables.
A toro pasado confirmo que mis sensaciones con las que se pueden leer en la etiqueta tienen muy poco que ver.
¡Será que sigo siendo libre o que voy en sentido contrario a los demás! Pos m´alegro.
La Guarda de Navarra confía en que la añada 2007 le haga disfrutar algo más que la 2006. O era la 2005.
Help me!
Laguardia. Martes 15 de enero. 13.30h. Lugar: Centro Temático del vino Villa Lucía.
Se celebra una nueva edición del concurso Premio a la creatividad en el vino.
Nos congregamos allí con la intención de disfrutar de los vinos que se elaboran en nuestra D.O.C. y en la vecina Comunidad Foral de Navarra. Por cierto yo, riojano alavés hasta el tuétano, soy invitado acompañando a una de las representantes navarras, Jardín de Lúculo. Cosas de la vida.
En este certamen tienen cabida aquellos vinos que ofrecen algo distinto a lo habitual. La calidad, por supuesto, se supone general pero es la creatividad el punto mas fuerte, según cuenta el jurado y la organización, donde se debe hacer más hincapié. Creatividad entendida en la vinificación, en el etiquetaje, en la procedencia y cuidado de las uvas, etc.etc.
Cuesta entenderlo pero es así. Se premia lo obvio.
Para mi todos los vinos deberían ser creativos e innovadores, y los que no a segunda división. Las mediocridades al vagón de cola, al montón, hasta que mejoren, y los sobresalientes a la pelea del mercado, tirando de su propio tren sin permitir que se suban al carro los vividores, los chupópteros y los segundones.
Aún así siempre se acaba colando alguno.
Después de una presentación bastante pobre, en líneas generales, y carente de chispa e ingenio- el próximo año que se valoren también los discursos creativos- el notario, sin ningún rodeo, hizo público el nombre del vino ganador.
Con el sobre a medio abrir, se acerco al micrófono y sin dar ni los buenos días soltó, de golpe y porrazo: - El ganador es Laderas del Portillo de Ostatu.
Se bajo de la plataforma y si te he visto no me acuerdo. Al menos evitó el mal trago y los nervios de los catorce nominados de entre las setecientas muestras analizadas. Para que más explicaciones.
Después de ese momento álgido y de las preceptivas fotografías llegó lo que yo esperaba. Otros enseguida se encargaron de cortar el paso de las simpáticas camareras y arrebatarles los manjares que transportaban, desde la cocina, en sus bandejas.
Yo me dediqué a lo mío. Para eso fui. Luego habría tiempo de llenar el buche. O no.
Pronto me puse a probar uno por uno los catorce finalistas, empezando lógicamente por el primero. Todos eran tintos.
- Laderas del Portillo 2004.
Me sorprendió su nariz mineral y su dominancia de aromas terciarios. Cedro, torrefactos, especias y algo de chocolate. Hay fruta pero no fresca, en compota y escarchada. Amplio en boca y fino, elegante, aunque algo pasado de madera. Sin equilibrio.
- Soros 2005.
De la bodega Martínez Corta, en Uruñuela. Su juventud marca una astringencia elevada. La madera, nueva se entiende, destaca en exceso sobre la fruta madura. Es persistente apareciendo notas de regaliz y torrefactos.
- Malpuesto 2005.
De Izadi, muestra su contundencia incluso al intentar levantar su pesada botella. Nariz intensa. Boca potente y tánica. Un vino de excesos, de trago largo y gran estructura.
- Finca de la Moneda 2004.
Bodegas Alzania, de Navarra, presenta un vino equilibrado, de madera bien ensamblada y fruta madura. Cerezas al marrasquino. Amplio en boca y goloso.
- Jardín de Lúculo 2005.
Otro navarro, de la bodega de La Casa de Lúculo. La nariz de siempre, donde la deliciosa garnacha se muestra con esplendor aunque con un incomodo fondo vegetal. Boca sabrosa y amable.
- Exopto 2005.
De Elvillar, vino potente, muy potente, de nombre impronunciable. ¿Creativo? Largo y contundente. Especiado con carga frutal. Frescura y finura, a pesar de su “tamaño”.
- Terrán 2005.
De Laguardia, bodegas Vallobera. El joven de la familia. Nariz elegante y aromática con cantidad de matices. Mineral, afrutado y con una madera fina, aunque presente. Boca amable, fresca y con nervio. Bien equilibrado.
- Cantos de Valpiedra 2005.
De la familia Martínez Bujanda. Nariz franca, boca amable aunque sin frescura. Goloso y suave.
- EME 2006.
Bodega Casado Morales. Mi primer desencanto. Esperanzas en un monovarietal de graciano y en una bodega que sigo con interés. Nariz nada agradable. Del cerrado pasa a unos cueros, o animales, o suciedad, que estropea la cata. Boca amable, sedoso, carnoso, pero…
-Polus Tempranillo 2006.
De la misma bodega de Loli Casado. Segundo desencanto. Aromas de reducción que se prolongan en el tiempo. Boca alegre y sabrosa. Tengo esperando en la bodega otra botella de este vino y otra del Jaun de Alzate en las que invertí 20 eurazos. Espero que el desquite sea glorioso.
- Iporos Vendimia Seleccionada 2005.
De Bodegas Sonsierra. Vino de bonita y aromática nariz. Boca amable donde la fruta convive con la madera. Armónico y sabroso.
- Esencia de Varal 2005.
De Baños de Ebro. Vino correcto, sin las estridencias de madera y potencia de alguno de sus compañeros. Equilibrado. Interesante fondo mineral.
- Antión 2005.
De Elciego. Su nombre aumentativo te hace esperar más potencia. Nariz franca de intensidad media. Boca con frescura donde la persistencia es notable.
- Viña Ane 2004.
Bodega Monge-Garbati de San Vicente. Nariz intensa con matices especiados. Boca de paso amable y sedoso. Largura y amplitud.
Y al final intenté, sin éxito, localizar a alguna camarera que no llevase postres a cuestas. Aunque los pastelitos se dejaban comer, la apoteosis llegó en forma de patatas fritas bañadas de chocolate. Delicias dulces para acompañar medio litro de agua y ponerme camino de regreso a Pamplona.
Aviso a Tráfico. Llené cada una de las escupideras, muy bien situadas.
La Guarda de Navarra recomienda participar en este tipo de concursos, parece, que transparentes y donde cada vino expresa lo que es sin prejuicios de marcas y precios de venta.
¡Para gozar! Con los vinos y con los muchos amigos que uno se encuentra por esos caminos de Dios.
Un nuevo concepto de restaurante ha llegado a Pamplona.
Restaurante Asador La Almadía, en la calle Abejeras 51-53, en el barrio de Iturrama.
Al frente de un gran equipo, Alfredo, a quien se le nota la ilusión del nuevo proyecto.
Desayunos, almuerzos, aperitivos y meriendas acompañarán al servicio del moderno y funcional restaurante. Este con capacidad para 80 personas dispone también de un espacio reservado para mesas o grupos de veinte comensales donde se ha cuidado con detalle el confort y la nueva tecnología ya que dispone de pantalla para proyecciones y wi-fi. Se podrán celebrar reuniones privadas de trabajo mientras se disfruta de una cocina tradicional con apuntes innovadores.
No hay que olvidar su carta de vinos, no muy extensa pero completa y cuidada.
Como todavía no lo he probado, para terminar querría puntualizar un dato muy interesante. Por comensal, sin vino aunque con otros caprichos, se puede salir por una media de 25-30€ lo que lo hace altamente recomendable en esta plaza Navarra.
Ya estoy deseando encontrar quien me invite para confirmar las expectativas tan positivas que me ofrecieron sus propietarios.
¡Pronto escribiré de nuevo sobre él!
Me viene al pelo incluir en este post el descubrimiento de otro bar. Fantástico bar. Espectacular y deseado. Prohibido abstemios.
Su nombre Bar Rafaeli, dicen que actual novia de Leonardo di Caprio, chica Corte Inglés y también Victoria´s Secret
Creo que este “bar” me costará un tiempo conocerlo, aunque quien sabe, no se puede decir “de esta agua no beberé” o en este blog “este vino nunca probaré”.
La Guarda de Navarra recomienda pasarse por La Almadía y mientras que te amenicen la estancia con uno de los videos que circulan por youtube de esta modelo israelí.
¡Experiencia inolvidable!
Hubo dudas pero al final la suma de sensaciones y la lógica inclinaron la balanza.
Para esta edición de IEC#7, Vadebacus planteaba, con acierto, escribir un post sobre los vinos destacados de esta Navidad.
Champanes franceses, rosados y no, Riojas de elegante poder, Riberas de ensueño, Cavas para recordar, PX, y otros blancos, rosados y tintos españoles, y foráneos.
Para no aburrir al personal y de paso dejarme material para posts siguientes, todo sea dicho, decidí cambiar el tema de esta IEC: Solo uno debía ser el elegido.
¿Qué vino produce más sensaciones por segundo en vista, nariz y boca? ¿Cuál es el vino que mejor refleja el carácter de su creador? Esplendido, sincero, noble, amable, humilde, elegante, serio pero simpático, tenaz, original, atrevido, intenso, paciente, honesto y sereno.
¿Donde buscar la expresión más rotunda, natural y excepcional de una variedad autóctona? ¿Cuantos vinos te mantienen en vilo cuando salen al mercado? ¿Qué vino puede producir tanta pena cuando la última gota resbala por el cuello de la botella? ¿Cuantos vinos son capaces de consensuar y maravillar a tantos paladares diferentes? ¿Cuál es el vino que ofrece tanto por tan poco?
Podría seguir cantando y contando las excelencias de este blanco, uno de los mejores vinos del Universo, para mi humilde opinión.
Si señores, hablo del Albariño Do Ferreiro Cepas Vellas.
La añada 2006, embotellada hace tres meses, más o menos. Apertura prematura, pero es irresistible guardar seis botellas, mirarlas, tocarlas y no descorchar alguna. Pasarán meses hasta la siguiente. Lo prometo.
La cata mientras me mantenía abrazado a la etiqueta, cosido a ella, fue la siguiente.
En vista nos sorprende su extraordinario color amarillo dorado con reflejos verdosos. Limpio y brillante, permitiendo intuir su cuerpo, su densidad. Glicérico.
Nariz aromática de gran intensidad y de perfecta evolución. Éxtasis en la pituitaria. Complejidad y elegancia. Inmensa frescura. Matices florales, hierbas aromáticas, fruta blanca y tropical. Cítricos. Notas amieladas. Dulzura y recuerdos salados del mar cercano.
Boca amable, intensa, fresca, amplia y rica en matices. Largura infinita. Graso, sabroso, carnoso, potente, sedoso y muy varietal. Dulce, salino y sutilmente amargo. Perfectamente equilibrado.
La Guarda de Navarra, recordando a un blog amigo, recomienda este vino y propone probarlo, al menos, una vez en la vida.
¡El Vino de cada Navidad y de cada día! Y todavía les debo a Gerardo y a su familia unos cuantos artículos de nuestra estancia con ellos el pasado mes de julio. Por que Galicia con ellos da para más de un blog. De ahí proceden las fotos.
Antes de la Noche de Reyes y esperando que sus Majestades nos concedan los deseos solicitados, sobre todo a los que hemos sido buenos, me decido a probar un vino blanco 2007, que hace ya unos días que espera su turno.
Pero antes…
Pss, pss. Si a ti. Tú has sido malo, muy malo. Siempre negatifo, nunca positifo. Estas leyendo este blog sin interés. Bueno, con otro interés. Con sucio y rebuscado interés. No me gusta que entres y dejes tu pegajoso rastro sin apenas leer una sola línea, ya que no encuentras la carnaza que buscas.
Por eso, por incitar a la chusma y por faltar a la verdad, entre otros pecados, este año vas a recibir carbón, si es que no lo recibiste el día 24. ¡Que lo sepas!
Sigamos íntegros y cautos.
Hoy ante ustedes el blanco Inurrieta Orchidea 2007.
Procede de la ribera de Navarra, la Bodega Inurrieta se sitúa entre Falces y Miranda de Arga. Las primeras viñas se plantaron en 1999 y a partir de entonces todos los vinos de Inurrieta son referencia en el mercado navarro.
Se elabora con Viura (65%) y Chardonnay (35%) plantadas en suelos arcillosos.
A la vista se muestra brillante y atractivo, de un color amarillo pajizo pálido con brillos metálicos.
La nariz presenta intensidad predominando los aromas frutales, florales y una frescura cítrica maravillosa. Notas tropicales que recuerdan al mango, maracuyá, plátano, limón y piña. Recuerdos anisados del hinojo.
En boca lo primero que destaca es su cuerpo, a pesar de la juventud. Se muestra glicérico, casi carnoso. La frescura, que por cierto es lo único que queda al segundo día del descorche, la amplitud y la largura son sorprendentes. Retronasal afrutado, notas saladas, como un refresco dulce de limon, y una madurez extraordinaria para su escaso mes de vida.
La Guarda de Navarra lo recomienda por muchas razones. Primero su precio, ronda los 3,40€. Segundo, las sensaciones que transmite. Tercero, por su juventud. Y cuarto, por provenir en mayor porcentaje de Viura. Variedad a la que no se valora lo suficiente por aquí y que me recuerda que hay por ahí un vino blanco llamado Vallobera, del 2007, que deja enamorado a todo el que lo prueba.
¡Ay, Viura, sin cambiaras la V por una M!