martes, diciembre 19, 2006

Salud con buen vino.


Observo desde la distancia, bien comido y bien dormido, el comportamiento del Ministerio de Fomento, y autoridades responsables, en el asunto de Air Madrid.
Veo que cientos de pasajeros están siendo tratados como bultos plastificados.
Alucino imaginándome que se siente volando a miles de pies y que, de repente, se pare alguno de los motores o los dos.
Me indigno comprobando que tener una determinada nacionalidad aumenta el número de posibilidades de volar hacia la Navidad y siendo de otras aumenta el riesgo de celebrar las fiestas navideñas tirado junto al mostrador de la mierdosa compañía.
Se habla de que por culpa de Cupido todas las quejas y todos los expedientes que denunciaban la nula seguridad de los vuelos cayeron en saco roto.
Si este juego con la vida de miles de personas cuenta con la anuencia de nuestros responsables políticos, ¿qué les va a importar la inclusión del vino entre las bebidas alcohólicas peligrosas, o las virutas, o el arranque de viñedo, o la salud de nuestro vino a nivel nacional o internacional?
A este paso y en una clara progresión hacía el status social de países de dudosa estabilidad he decidido beberme todo el vino que guardo para ocasiones especiales.
Por si las moscas. Que cada vez son mas gordas, alguna armada y con aviesas intenciones.
Celebraremos la Navidad sin el ánimo de molestar a otras culturas y con el deseo de que al menos por unos días todos seamos un poquito mejores.
”Tener mal vino” es el problema actual, sinónimo de mal humor y agresividad.
Debemos retornar al vino de la amistad, del disfrute, del placer y de la fraternidad.
Todos debemos poner de nuestra parte para que haya “buen vino” a pesar de todas las trabas que nos ponen diariamente para disfrutarlo.
Salud, cheers, a votre santé.

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