sábado, diciembre 02, 2006

Cuatro cenas para cuatro


Nos pudimos quedar en la Primera, pero Jorge sacó su Visa electrón y piribiribiribi, nos convenció de que solo mirar, mientras otros bailan, no era una buena idea para una noche de sábado.
En la 2, la tentación de plante sobrevoló a Luis. Pero Perdigón es mucho Perdigón y donde esté una batida de jabalí y chupar frío en el puesto que se quiten todos los programas de Jara y Sedal.
A la 3, sin antena, nos citó Nicolás. Casi en la Semana de Pasión, y por ella transitamos incapaces de ver un Peliculón entre tanto anuncio. ¿O es al revés?. Bueno, un buen Armagnac y que se pare el mundo que nos bajamos.
En la Cuatro, con mas clientes en el restaurante que la audiencia de esa cadena, y con el Doctor House apoderado de mi personalidad, dimos por finalizado el primer ciclo de Cenas de los Cuatro.
Mucho vino, y bueno, por los bares de Laguardia mientras la niebla empezaba a cubrir el barranco de San Gines.
La llegada al restaurante Amelibia, en Barbacana 14, pausada, en algunos momentos casi piafando, mientras comentábamos las muchas novedades desde la última reunión.
Oh, Dios Mío, nuestra mesa habitual usurpada, sin permiso, por forasteros sin escrúpulos. Esperemos que nada mas del ritual haya cambiado.
-¿Tomareis lo de siempre?
Por supuesto. Dos botellas de Pujanza 2003 esperaban silentes nuestra llegada. En cocina las croquetas con jamón, un plato de jamón ibérico y cuatro pencas de acelga rellenas venían con el sello inequívoco del chef.
Las manitas de cerdo, singulares y muy recomendables, el ciervo asado en su punto y la presa ibérica, hicieron que trasegásemos la cantidad permitida de vino.
Como postre, también lo de siempre. Queso con membrillo y nueces, para acabar con el extra de Pujanza.
Ambiente acogedor, momentos de amistad y el sonido aún lejano pero audible de alguna campana nupcial.

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