martes, diciembre 13, 2005

El vino une y reune


Llega la Navidad, todo el mundo está en la calle, de compras, viendo belenes allí donde aún se pueden ver, sin molestar. Paseando con los niños, que pronto disfrutaran de sus vacaciones. Observando los vatios de potencia colocados por el ayuntamiento para iluminarnos a todos, aunque hay personas que no necesitan una aportación extra.
También es la Navidad para vivirla con la familia o con los amigos, días de reunión, de comidas y cenas, y por supuesto, días para abrir unas buenas botellas de vino y llegar a ese estado de paz interior que produce un buen descorche, y una buena degustación.
El hablar se hace mas pausado y la mente alcanza estados de bienestar y calma. La vista nos obliga a no fijarnos en ningún punto en concreto,
El espíritu sosegado nos ayuda a sincerarnos (este es un punto en el que hay que tener cuidado), hablamos de cosas agradables y el tiempo se ralentiza.
Buena compañía y buen vino, que más necesitamos. El resto son complementos que nos pueden ayudar, pero son prescindibles.
Cuantas historias de amor, cuantos negocios, cuantas amistades se afianzan, si se riegan con un buen caldo.
Bebamos, moderadamente, y viviremos momentos irrepetibles. Disfrutemos de cada botella, de su añada, de la variedad de uva, de su procedencia. Compartamos lo que nos sugiere el vino, y poco a poco, mientras la botella aumenta su cantidad de aire, nosotros nos iremos sumergiendo en una atmósfera y en un ambiente que recordaremos con alegría, por los siglos de los siglos.

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