jueves, julio 27, 2006

Dos brindis por Santiago

Quienes sabemos que el mundo del vino llega mas allá del ombligo, probamos todo lo que pasa por delante. Practicamos cierta promiscuidad enológica.
Si son vinos de calidad y fruto de la generosidad de un amigo que quiere compartirlos, preservamos nuestra seguridad de éxito. No esta la vida como para correr riesgos innecesarios, como bien nos avisa el Ministerio de Sanidad.
Ya que el próximo año no nos van a dejar celebrar Santiago, cuyo apodo y rango suscita polémicas y sandeces trasnochadas, lo hemos celebrado por adelantado brindando dos veces.
En las copas, y en esquinas opuestas del cuadrilátero…
Con calzón beige, capsula grana y cuerpo bordelés, un Château Trotanoy de 1997, del Pomerol, Burdeos, Francia.
Frente a él, calzón blanco con franja verde grisácea, capsula del mismo tono y cuerpo renano, un Leon Beyer 2000, Riesling”R”, de la Alsacia francesa.
Cualquier aficionado al boxeo ya se debe haber dado cuenta que el combate esta muy descompensado. Al tratarse de una exhibición, no le damos importancia, ambos tienen cosas muy interesantes que ofrecer.
Comienzan la pelea en guardia, sin mostrar sus cartas. Hasta pasados unos minutos no se produce el primer golpe, solo para mantener la distancia. Es a cargo del “R”. El Trotanoy, tal vez por ser peso pesado, se preocupa de su defensa, le cuesta entrar en juego.
Mientras corre el reloj y las zapatillas se deslizan ágiles sobre el ring, comenzamos a ver golpes de calidad. Crochets, directos y uppercuts se suceden sin descanso.
El blanco alsaciano producido exclusivamente en los mejores años, como los Milésimes 2000-2001, se le nota fresco, forjado en barrica y con matices metálicos. Persistente. Digno rival. Y milagroso, pues recibió un duro golpe que lo sentó en la lona pero sin consecuencias, a pesar de la aparatosidad.
Al tinto del Pomerol, se le ve sobrado. Huelga decir que es uno de los grandes de la zona donde destacan Petrus, Le Pin y La Fleur.
El 90% de Merlot y 10% de Cabernet Franc tienen mas potencia que la variedad Riesling.
Aromático, complejo y elegante. Se le nota su edad aunque pelearía con dignidad ante rivales más jóvenes.
Al final con el sonido de la campana, saludos y deportividad.
También buenos deseos, ya que en agosto, cada uno de nosotros compartirá con los demás el vino que prefiera. Una cita a ciegas veraniega. Tiene buena pinta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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