Un jueves más en Cella Vinarium para acercar el mundo del vino a todos los que se desplazaron hasta sus modernas y cómodas instalaciones.
Vino para todos, nuevos conocimientos y el disfrute con novedades y figuras de primer nivel.
Cuando Richard Sanz comenzó su exposición sobre su corta pero intensa historia, todo el mundo se percató de que la reunión prometía. Siguiendo al pie de la letra mi teoría particular de la perfecta reciprocidad entre vinos y creadores, el joven enólogo se desnudó ante las más de sesenta personas que acudieron a Vinarium y presentó con absoluta naturalidad cada una de sus “obras” de perfil y carácter tan personal.
Haciendo gala de un manejo absoluto y control de las masas fue desmenuzando uno a uno sus vinos y explicando sus orígenes y sus planes de futuro.
Cercano, sincero, apasionado y locuaz enganchó a la sala con sus descripciones y el amor a su trabajo.
Nos describió a la perfección cada una de las variedades con las que trabaja. Su predilección por la Verdejo, su constancia con la Sauvignon Blanc, el buen hacer con la Tinta de Toro y su apuesta por la Mencía, sin olvidar sus experimentos espumosos con la Godello y su romance con la Prieto Picudo. Y no son las únicas con las que elabora pues le gusta investigar y probar con otras cepas y vinos de otras tierras.
Resumo brevemente las sensaciones de las distintas botellas probadas.
Palacio de Menade Verdejo 2007. A las pruebas me remito, hoy por hoy, el mejor verdejo del mercado. Potencia aromática, equilibrio y franqueza. No se puede ser más varietal.
Palacio de Menade Sauvignon Blanc 2007. Tropical, sabroso y aromático.
Estos dos demuestran su frescura y amplitud, dejando constancia de que hay quien sabe hacer buenos vinos incluso en cosechas de dudosa calidad, como esta del 2007.
V3 Verdejo 2005. Procedente de cepas prefiloxéricas marca el antes y el después del Rueda. Elegante con una madera fina que no destaca pero que confiere complejidad y volumen al conjunto.
Saxum 2005 Sauvignon Blanc. También de las cepas más viejas de Rueda, 20 años, se muestra como un vino fresco, complejo y muy aromático.
Morfeo Cepas Viejas 2005. Nadie en la sala imaginaba que de la Tinta de Toro pudiera nacer semejante canto a la finura y a la amabilidad. Sabroso, amplio y sorprendente.
Ambos 2005. Mencía. A pesar de provenir de una variedad poco habitual seduce su mineralidad, sus aromas, su clase y su extraordinaria evolución en copa. Una caja de gratas sorpresas.
Para terminar, y como viene siendo habitual cada vez que sale a la palestra, el Palacio de Menade Dulce de Sauvignon Blanc 2007 fue el colofón perfecto del evento. Con una dulzura contenida y una frescura maravillosa toda la explosión posterior de aromas sirvió para corroborar y festejar la trayectoria exitosa de un joven pero experimentado Richard.
De personas con carácter, sinceras, naturales y joviales, nacen vinos genuinos, francos, varietales, expresivos y de absoluta confianza.
Es una regla de tres sencilla, si se logra entender y aplicar, la búsqueda de los grandes vinos resulta tarea fácil y divertida.
La Guarda de Navarra recomienda los vinos de Richard, y de sus hermanos Alejandra y Marco. Para comprobarlo os aconsejo, sin que duela el bolsillo, empezar por el Palacio de Menade Verdejo, el D-2 Mencía joven 2007 (del que no he hablado) y el Dulce de Sauvignon Blanc. Y luego me lo contáis.
Si has leído hasta aquí, te felicito. ¡Ya sabes que comprar para este fin de semana!
Vino para todos, nuevos conocimientos y el disfrute con novedades y figuras de primer nivel.
Cuando Richard Sanz comenzó su exposición sobre su corta pero intensa historia, todo el mundo se percató de que la reunión prometía. Siguiendo al pie de la letra mi teoría particular de la perfecta reciprocidad entre vinos y creadores, el joven enólogo se desnudó ante las más de sesenta personas que acudieron a Vinarium y presentó con absoluta naturalidad cada una de sus “obras” de perfil y carácter tan personal.
Haciendo gala de un manejo absoluto y control de las masas fue desmenuzando uno a uno sus vinos y explicando sus orígenes y sus planes de futuro.
Cercano, sincero, apasionado y locuaz enganchó a la sala con sus descripciones y el amor a su trabajo.
Nos describió a la perfección cada una de las variedades con las que trabaja. Su predilección por la Verdejo, su constancia con la Sauvignon Blanc, el buen hacer con la Tinta de Toro y su apuesta por la Mencía, sin olvidar sus experimentos espumosos con la Godello y su romance con la Prieto Picudo. Y no son las únicas con las que elabora pues le gusta investigar y probar con otras cepas y vinos de otras tierras.
Resumo brevemente las sensaciones de las distintas botellas probadas.
Palacio de Menade Verdejo 2007. A las pruebas me remito, hoy por hoy, el mejor verdejo del mercado. Potencia aromática, equilibrio y franqueza. No se puede ser más varietal.
Palacio de Menade Sauvignon Blanc 2007. Tropical, sabroso y aromático.
Estos dos demuestran su frescura y amplitud, dejando constancia de que hay quien sabe hacer buenos vinos incluso en cosechas de dudosa calidad, como esta del 2007.
V3 Verdejo 2005. Procedente de cepas prefiloxéricas marca el antes y el después del Rueda. Elegante con una madera fina que no destaca pero que confiere complejidad y volumen al conjunto.
Saxum 2005 Sauvignon Blanc. También de las cepas más viejas de Rueda, 20 años, se muestra como un vino fresco, complejo y muy aromático.
Morfeo Cepas Viejas 2005. Nadie en la sala imaginaba que de la Tinta de Toro pudiera nacer semejante canto a la finura y a la amabilidad. Sabroso, amplio y sorprendente.
Ambos 2005. Mencía. A pesar de provenir de una variedad poco habitual seduce su mineralidad, sus aromas, su clase y su extraordinaria evolución en copa. Una caja de gratas sorpresas.
Para terminar, y como viene siendo habitual cada vez que sale a la palestra, el Palacio de Menade Dulce de Sauvignon Blanc 2007 fue el colofón perfecto del evento. Con una dulzura contenida y una frescura maravillosa toda la explosión posterior de aromas sirvió para corroborar y festejar la trayectoria exitosa de un joven pero experimentado Richard.
De personas con carácter, sinceras, naturales y joviales, nacen vinos genuinos, francos, varietales, expresivos y de absoluta confianza.
Es una regla de tres sencilla, si se logra entender y aplicar, la búsqueda de los grandes vinos resulta tarea fácil y divertida.
La Guarda de Navarra recomienda los vinos de Richard, y de sus hermanos Alejandra y Marco. Para comprobarlo os aconsejo, sin que duela el bolsillo, empezar por el Palacio de Menade Verdejo, el D-2 Mencía joven 2007 (del que no he hablado) y el Dulce de Sauvignon Blanc. Y luego me lo contáis.
Si has leído hasta aquí, te felicito. ¡Ya sabes que comprar para este fin de semana!
4 comentarios:
No sé si es el mejor del mercado, pero coincido contigo en que la única botella que he tomado del Placio de Ménade verdejo 2007 me dejó literalmente encantado, con una explosión de flores y una fragancia impresionantes y un paso por boca agradecidísimo.
Es un vino que me gusta mucho, sí.
Saludos
Joan
De todos los 2007 que he probado es el que más me ha llenado. Y he probado unos cuantos.
saludos y me alegro de coincidir en tus gustos.
Ese verdejo lo probamos en la presentación de vinos jóvenes de 2007, junto con el Sauvignon Blanc. Alguien me comentó que no se distinguían en nariz, hicimos la prueba y la verdad es que son bastante distintos, frescos y aromáticos pero distintos.
Tengo una botellita en casa para disfrutarlo con tranquilidad.
Hola Vizcaino. Creo que sé quien te dijo lo de distinguirlos. Pero el juego no era ese. Ambos son tan aromáticos y el Sauvignon Blanc tan perfumado ( como los verdejos habituales)que en un principio dudas de si el verdejo es uno u otro. Aunque no se parecen nada. Alguien no entendió el juego.
Que disfrutes del Palacio de Menade.
Saludos.
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