viernes, abril 07, 2006

Pinchos de humo, ¿Ferrán Adrià en Pamplona?


Terminó la Semana del Pincho en Navarra 2006. Tres son los ganadores Melbourne, Aralar y Gaucho. Otros finalistas, entre los que destaco especialmente, al Álamo y al Don Pablo. Felicidades para todos ellos.
El artículo del blog surge para la crítica ante tal despliegue de alta cocina en miniatura, y no poder saborearla como merece. Lo explico.
No voy a entrar en la imposibilidad de espacio para el manejo de los cubiertos, incluso para el movimiento mandibular, que dificulta la valoración final de lo que uno come, pues me podrían aconsejar visitar los establecimientos concursantes en horas menos concurridas. De acuerdo.
Lo de sujetar el vaso entra dentro de los juegos malabares. Copa, plato con degustación, cubiertos y servilletas, solo dos manos, y sin apoyo de la barra o una mesa. Contorsionismo o puro masoquismo gastronómico.
No, no es eso.
El problema es que a mi todos los pinchos me saben a lo mismo. Unos a Ducados, otros a Marlboro, hubo uno, incluso, que el principal ingrediente era cannabis. No estaba tan colocado para tal alucine. ¿Si acabo de pedir “un agua de mar”?, -mejillón en suero de tomate y gelatina de agua de Fuenterrabía-. Muy sabroso, me acabo de tragar una ola con bivalvo y todo, pero el regustillo es a Ducados. No lo entiendo.
Me besó una ternera con sus morros pintados con espuma de patatas a la riojana. Beso de película, largo y pasional. Que pena, pues debía ser fumadora. Me dejó un sabor a tabaco rubio que estropeó la segunda cita.
Uno a uno, cada elaboración, donde se notaba la mano y el trabajo de cocineros enamorados de su trabajo, se iba diluyendo en atmósferas cargadas de tabaco.
Se debería tomar la iniciativa, para el próximo año, que durante esa semana los bares aconsejaran, no prohibir, fumar menos para disfrutar de tal armonía de sabores y de esos maridajes con buenos vinos, que pasan desapercibidos.
Como siempre, es mi punto de vista. Admito observaciones al respecto.

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