martes, junio 08, 2010

Palacete Uranga en Burlada


Ayer en el Palacete de Burlada lo pasé muy bien.

Coincidí con buena gente y departimos, abiertamente, sobre la calidad de los vinos.

Algo que me llamó poderosamente la atención fue ver a Bodegas Vallobera entre la lista de bodegas, en el cuadernillo que entregaron a la entrada.

Busqué sin descanso sus vinos, su mesa, a su gente.

Salivaba nada más pensando en un Vallobera blanco joven, en un Vallobera crianza, en el reserva.

Soñaba con un Terran, con un Caudalia fresquito que aplacara el terrible calor.

Pero nada. Al fin, en una mesa perdida en un rincón del piso de arriba, encontré unas botellas huérfanas de la segunda marca de la casa, Javier San Pedro crianza.

Me serví una copa y pensé en mi pueblo.

¿Qué coño hacían allí esas botellas?

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