viernes, diciembre 10, 2010

Un placer trabajar


Hoy he tenido una mañana sembrada.
Y no lo digo por la cantidad de excrementos de perros y escupitajos, con cuerpo y bien estructurados, que cubrían el suelo del casco viejo pamplonés.
A todos estos cerdos metía yo a la cárcel y no a quien se toma tres vinos y debe soplar por orden de la autoridad competente.
¡Pim, pam, toma lacasitos!
Digo sembrada, por el puñado de buenos momentos, momenticos gloriosos, que he pasado dedicando mi tiempo a charlar vendiendo vino.
Me lo he pasado bomba. No quería que acabase la jornada, os digo bastante.
Durante varias visitas me ha perseguido el espíritu de David Delfín y su Perfume de Sonsierra. Creo que gracias a no gustarme a mi, gusta más a la gente. Paradojas de la vida. Me pasa como a la Bimba Bosé que no se a quien gusta más ahora a ellos o a ellas.
“¿Beber eso es como un orgasmo sin pareja?”, ha sido la réplica por hablar de Château d’Yquem con gente simpática.
“Si es que los vinos a partir de 40€ ya son todos iguales, o ¿tu notas la diferencia?”
Me quedo sin palabras. Atónito.
Hay quien se siente omnipotente. “No existo hasta el día 22”. Tal vez sea por exceso de trabajo, estrés. Lo dudo, quizás piense que la lotería le va a volver persona.
Lo mejor ha llegado con la doñita de siempre.
“Si vienes con vinos nuevos, no quiero nada”
Espero que la merluza, el pollo, los hongos y el solomillo no sean de la primera glaciación. Con esa filosofía vital la clientela no tardará en castigarla, y me consta que ya lo esta haciendo.
Además de divertirte, siempre te encuentras personas con las que es un gusto hablar. Gente de carácter diferente al tuyo y con un punto en común: el vino.
Los Pisarres, Pujanza, Mestizaje, Menade, Cillar de Silos, Ferratus, Do Ferreiro, Louro do Bolo,…gozan de fieles seguidores que terminan por alegrarme la jornada.
¡El lunes os sirvo el pedido!
La Guarda de Navarra
pide, con fervor, que nadie pierda su identidad.
Cada día es inolvidable.
¡Un lujo de trabajo!

7 comentarios:

Anónimo dijo...

esos dias son gloriosos, te quedas motivado para un semestre, lástima que sean los menos. yo tuve la experiencia de vender en el extranjero, en alemania y en otros sitios y la mayor parte de la gente te trata con respeto, saben que estas haciendo tu trabajo y aunque no quieran nada te escuchan y te dedican un tiempo o te dicen que dia puedes ir, y sobre todo hay gente que busca cosas nuevas, que quieren sorprender a sus clientes con novedades, que quieren aprender y no estancarse en el vino de siempre. a veces en españa acababa por pensar que lo que hacia era molestar cada vez que entraba por la puerta y predicar en el desierto.
pero cuando te toca un dia de esos que comentas se abre una luz en el horizonte y te olvidas de los malos ratillos, ay que dura es la venta, y a veces el cobro.
un saludo
Roberto

La Guarda de Navarra dijo...

Efectivamente, Roberto. Conoces bien el percal.
Saludos.

Mantible dijo...

La verdad es que hacía días que no podía meter baza porque en cuestión de degustación me dais dos o tres mil vueltas, pero hoy que he leído el asunto del Delfín y la madre que lo parió en forma de botella, saco mi lengua viperina y me lanzo.
A mí tampoco me gusta, y me gustaría saber cuantas botellas del vinito medicinal han conseguido colocar. Lo que me jode, perdón, me atormenta es que se le suelte un pastón (a él y a los otros modistos, que a lo que debieran dedicarse es a vestir chicas y darles de comer antes) por semejante bodrio que cualquier profesional de este miserable país hubiera superado con creces de haber tenido idéntica libertad y subvención.
Tiramos el dinero en chorradas como ésta del Delfín y luego no podemos rascarnos el bolsillo en promociones de verdad, como las que hacen los italianos con aceites, vinos y productos que ni siquiera producen. Que parece que hasta el Lambrusco de los huevos es bebible.
Y es que el marketing del vino debiera basarse en una calidad contrastada, una imagen acorde con esa calidad y un apoyo para la venta lógico y coherente, amen de educación y conocimiento. Así se vendería vino en Pamplona, en Alemania y el la Conchinchina.
Pero no, preferimos echárselo a los Delfines...

Perdón por la diatriba.

La Guarda de Navarra dijo...

Bienvenido, de nuevo, Mantible. Esa es mi línea de defensa pero está visto que se sigue metiendo la pata en la comercialización del vino.
Entiendo que una bodega, en este caso Sonsierra, queme sus naves para poder seguir viviendo pero, desconociendo la cifra, podía haber buscado otra manera menos lesiva para el ya martirizado vino español.
Reconozco que ha dado que hablar, al menos entre nosotros, y es lo que buscaba, pero me temo que se va a quedar ahí.
y me da pena por que he probado sus vinos añadas anteriores y son más defendibles que con esos formatos basura.
Saludos.

Olga dijo...

Pues entro al trapo y disiento. Y conste que disiento en cuanto a marketing y estrategia y no a calidad del producto, que ahí no puedo discutiros .... De hecho, he de decir que tengo uno de los "jarabes" en casa y sin abrir. Pero a lo que iba, en cuanto a estrategia comercial me parece una apuesta contundente de Sonsierra y digna de aplauso; se sirve de un "diseñador" (en el más amplio sentido de la palabra, un diseñador no tiene por qué dedicarse sólo a vestir maniquís, el campo del diseño no tiene límites) y con ello busca llegar a un público al que probablemente de otra manera no hubiera llegado a acceder. No sé si en términos ecónomicos le saldrá bien o patinará, pero olé por la iniciativa y por no quedarse como tantos otros esperando a que alguien venga a comprarles.

La Guarda de Navarra dijo...

No discuto sobre el marketing. Si consideras bien pagado el vino o el diseño, ole!
Yo prefiero pagar por el vino, el interior, y dejar la vestimenta a un lado.
Casi como en las personas. Pocas veces me equivoco.
Ya lo dije, si a Sonsierra le lleva al éxito me alegraré. De hecho ya han dado que hablar, como el Gran Cerdo.
Fundamental en cualquier sector, que te conozcan. Gracias al Delfín les conocen gentes que jamás se preocupan por el vino. Un gran paso que apruebo.
Pero me siguen sin gustar los diseños. Para otro producto, igual si.
Si llega a meter el vino dentro de un paquete de tabaco? o dentro de una pistola? o de un pene o consolador? Todo vende pero...
Yo veo el vino desde otra perspectiva. Ni como perfume, ni como jarabe.
No caigo en el clasicismo arcaico, solamente que a mi el vino me gusta por lo que es, por su historia, por lo que le rodea, de donde viene, como y quien lo elabora, etc. y no como se viste. Y eso que también es importante.
Como vendedor valoro que una etiqueta tenga imagen pero como comprador pocas veces compraré un vino con imagen.
Vaya rollo.
Saludos.

Olga dijo...

De rollo nada .... qué bueno es argumentar! Claro que tú (ni la gran parte de amantes/conocedores del vino) compraríais nunca una botella por el diseño de su etiqueta o envase ... pero vosotros ya conocéis ese vino. Y lo que yo entiendo que Sonsierra pretende (y consigue) con esa estrategia es darlo a conocer a otro sector que de otra forma nunca se hubiera acercado ... Buscando nichos, no? Luego, evidentemente, lo que haya dentro de la botella tiene que convencer, pero ya habrán logrado su objetivo: que al menos se pruebe.