Bueeeno, al fin encuentro en Navarra alguien con las ideas claras.
Pensaba que solo los riojanos, los riojano-alaveses y los castellano leoneses eran los mas inteligentes, pero veo, y leo, que son muchos los españoles que no están de acuerdo con la denominación Viñedos de España.
Entonces, ¿por qué se sigue adelante? ¿Por que nadie se ha opuesto con rotundidad y con elementos?
Álvaro Marino Pérez de Rada, entre otras cosas, puntualiza lo que yo considero la hecatombe (que diría Perdigón) de nuestro vino. Después de tantos años luchando por hacernos sitio en el mundo con mejores caldos que otros países, pero con peor marketing y fama, ahora pretendemos tirar todo el trabajo por la borda. Es como dar nombre, apellidos, dirección, llaves y numero de cuenta a un delincuente. Si confías que hará con ello un uso licito vas “daó”. El nombre de nuestro vino se puede manchar si todo el mundo lo relaciona con caldos de bajo precio y baja calidad.
Todo esto no tiene sentido, salvo que, como escribía hace unos meses en este blog, se quiera hacer desaparecer España, hasta de las etiquetas de las botellas (Nostradamus no tenía mi lucidez).
Yo bodeguero reconocido mundialmente de Laguardia-España, o de Priorato, o Ribera no pondré nada en una botella mía que genere confusión.
Me crearé mi imagen de marca Pujanza, Vallobera o Guzmán Aldazabal pero solo la situaré en Rioja, denominación, que cada vez gana más credibilidad por su producto y por su filosofía y política de gestión, pero nunca la ubicaré en España, por si acaso.
Supongo que la espinosa ministra y sus compañeros estarán de vacaciones. Espero que descansen por que me temo que les espera un nuevo curso duro y con asignaturas pendientes.
El problema sigue siendo el de todos los días, si no rebuscas y te informas, parece que vivimos en Jauja.
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