Trabajando para y por el vino.

Durante la semana pasada no pude compartir todas las actividades que me mantenían tan ocupado y entretenido.
El miércoles participé en la semifinal de la Nariz de Oro. Una vez más no me clasifiqué para la final, y van tres intentos, pero disfruté de un excelente día acompañado de buena gente y sumando experiencia en este mundo tan atractivo y, a la vez, tan exigente.
No acerté pero, de nuevo, por poco. ¡Fíjate! Confundí el tempranillo de San Asensio con el de Fuenmayor. Un año más hubo quien se inclinó por la garnacha, por lo tanto me doy por satisfecho. Además decoré mi respuesta con la altitud de los viñedos, con la composición de los suelos, con la cata que creí correcta y hasta rematé con un Haiku.
¡El próximo año, si Dios quiere, otro intento! ¡Otro día de cura de humildad para muchos, se presenten o no!
El sábado en Cella Vinarium programamos dos eventos que, visto la aceptación, han colmado mi felicidad más absoluta.
No ha sido necesario implorar, ni descalificar, a la prensa y a la competencia, contratar estrella invitada, ni charanga. Ni ocupar el espacio público en el mismo centro de la capital navarra. Sin ventajas.
Por una parte, en la sala Vinarium, la final del Concurso Vino Amigo. Tras una serie de eliminatorias, de los casi trescientos ilusionados aficionados que empezaron en el mes de mayo, fueron treinta los clasificados a la final. Les planteamos catar vinos blancos, rosados y tintos. El resultado tres ganadores que irradiaban orgullo y satisfacción (Oscar Matellanes, Iñaki Aguirre y Nerea Jiménez) y un deseo, el año que viene una nueva edición con sorpresas y un nuevo empuje al mundo del vino y a sus bodegas.
Siempre apoyo y colaboración mutua, es mi filosofía esté donde esté. Simbiosis no parasitismo.
Por otro lado, en la bodega de Vinarium, fuimos capaces de reunir a veintitrés bodegas y congregar a setecientas personas. Todos aficionados, jóvenes la mayoría y con un interés común: el vino y sus elaboradores.
Qué más se puede pedir.
La felicitación de las bodegas participantes, el ambiente embriagador creado, observar la sonrisa dibujada en la cara de los allí presentes, el apoyo del Consejo regulador de la D.O. Navarra, de su presidenta en persona, del ICAN, del CPAEN, de la Fundación Osasuna, del Hotel Castillo de Gorraiz Golf & Spa, del Hotel el Juglar de Olite y de otros tantos que quieren y pretenden que dejemos una huella en esta tierra y en uno de sus tesoros históricos y culturales: el Vino.
¡Y ahora a trabajar!