miércoles, abril 23, 2008

Richard Sanz en Cella Vinarium.


Un jueves más en Cella Vinarium para acercar el mundo del vino a todos los que se desplazaron hasta sus modernas y cómodas instalaciones.
Vino para todos, nuevos conocimientos y el disfrute con novedades y figuras de primer nivel.
Cuando Richard Sanz comenzó su exposición sobre su corta pero intensa historia, todo el mundo se percató de que la reunión prometía. Siguiendo al pie de la letra mi teoría particular de la perfecta reciprocidad entre vinos y creadores, el joven enólogo se desnudó ante las más de sesenta personas que acudieron a Vinarium y presentó con absoluta naturalidad cada una de sus “obras” de perfil y carácter tan personal.
Haciendo gala de un manejo absoluto y control de las masas fue desmenuzando uno a uno sus vinos y explicando sus orígenes y sus planes de futuro.
Cercano, sincero, apasionado y locuaz enganchó a la sala con sus descripciones y el amor a su trabajo.
Nos describió a la perfección cada una de las variedades con las que trabaja. Su predilección por la Verdejo, su constancia con la Sauvignon Blanc, el buen hacer con la Tinta de Toro y su apuesta por la Mencía, sin olvidar sus experimentos espumosos con la Godello y su romance con la Prieto Picudo. Y no son las únicas con las que elabora pues le gusta investigar y probar con otras cepas y vinos de otras tierras.
Resumo brevemente las sensaciones de las distintas botellas probadas.
Palacio de Menade Verdejo 2007. A las pruebas me remito, hoy por hoy, el mejor verdejo del mercado. Potencia aromática, equilibrio y franqueza. No se puede ser más varietal.
Palacio de Menade Sauvignon Blanc 2007. Tropical, sabroso y aromático.
Estos dos demuestran su frescura y amplitud, dejando constancia de que hay quien sabe hacer buenos vinos incluso en cosechas de dudosa calidad, como esta del 2007.
V3 Verdejo 2005. Procedente de cepas prefiloxéricas marca el antes y el después del Rueda. Elegante con una madera fina que no destaca pero que confiere complejidad y volumen al conjunto.
Saxum 2005 Sauvignon Blanc. También de las cepas más viejas de Rueda, 20 años, se muestra como un vino fresco, complejo y muy aromático.
Morfeo Cepas Viejas 2005. Nadie en la sala imaginaba que de la Tinta de Toro pudiera nacer semejante canto a la finura y a la amabilidad. Sabroso, amplio y sorprendente.
Ambos 2005. Mencía. A pesar de provenir de una variedad poco habitual seduce su mineralidad, sus aromas, su clase y su extraordinaria evolución en copa. Una caja de gratas sorpresas.
Para terminar, y como viene siendo habitual cada vez que sale a la palestra, el Palacio de Menade Dulce de Sauvignon Blanc 2007 fue el colofón perfecto del evento. Con una dulzura contenida y una frescura maravillosa toda la explosión posterior de aromas sirvió para corroborar y festejar la trayectoria exitosa de un joven pero experimentado Richard.
De personas con carácter, sinceras, naturales y joviales, nacen vinos genuinos, francos, varietales, expresivos y de absoluta confianza.
Es una regla de tres sencilla, si se logra entender y aplicar, la búsqueda de los grandes vinos resulta tarea fácil y divertida.
La Guarda de Navarra recomienda los vinos de Richard, y de sus hermanos Alejandra y Marco. Para comprobarlo os aconsejo, sin que duela el bolsillo, empezar por el Palacio de Menade Verdejo, el D-2 Mencía joven 2007 (del que no he hablado) y el Dulce de Sauvignon Blanc. Y luego me lo contáis.
Si has leído hasta aquí, te felicito. ¡Ya sabes que comprar para este fin de semana!

miércoles, abril 16, 2008

Zubiola y el restaurante Trinquete de Tudela.


Estoy de enhorabuena. Como casi nunca, he sido invitado a comer en el restaurante Trinquete de Tudela, calle Trinquete 1 bis.
Este local moderno goza de buena salud gastronómica y, también que es lo que importa, enológica.
En la planta superior dispone de una vinoteca con no muchas referencias pero absolutamente acorde con las nuevas tendencias. Las justas y necesarias para alegrarle a uno la estancia. Espacio acondicionado donde elegir el vino para acompañar sus buenos platos.
Visitamos la bodega pero comimos con el vino que queríamos presentar a Santi, propietario y buen aficionado al mundo vínico. No olvido a Elena, su esposa, que dirige el comedor con soltura y simpatía.
Zubiola 2005. Vino archiconocido para los lectores de este blog y que sigue sorprendiendo a quien decide probarlo.
Un exquisito gorrín asado, que en el Trinquete miman, no cocinan, ha sido el complemento ideal para el vino del Pago de San Gabriel.
Aromático en nariz con notas varietales que despiertan la curiosidad. Franco, perdón chiki-chiki, expresivo, amplio y persistente. Fresco y, a la vez, goloso muestra una excepcional evolución en la copa y un gran equilibrio.
Por cierto, de postre me sacaron un helado de Boletus, con higos en almíbar, original y delicioso. Para repetir.
El día no acabó para el Zubiola. Con las personas que se han acercado a la bodega hemos podido catar y comprobar el sentido, el potencial y el futuro de su añadas.
Monovarietales de Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Franc, del 2007, directamente del deposito. Monovarietales que acaban de hacer la maloláctica en barrica de roble francés (Radoux y Cadus). Posibles coupages de la cosecha 2006. Y la añada 2005, en la actualidad en el mercado. Alguna curiosidad más, visita de las instalaciones y regreso en pleno atardecer. Cada mochuelo a su olivo.
La Guarda de Navarra recomienda este vino y el restaurante Trinquete. Vino para el recuerdo, vino de sensaciones y vino de referencia.
¿Qué es Zubiola? ¿Qué es Zubiola? --dices mientras miras en mi lengua tu lengua azul. ¿Qué es Zubiola? ¿Y tú me lo preguntas? Zubiola... eres tú. ...

lunes, abril 14, 2008

Zubiola, El Colmado, Beryna y Malpaso.


Mañana, mejor dicho, hoy martes invito a todos los aficionados al vino que lo deseen a visitar la bodega Pago de San Gabriel en Castejón. Los que me siguen ya saben que es la bodega que elabora el fantástico y extraordinario Zubiola.
Probaremos las añadas de Zubiola venideras y, sobre todo, disfrutaremos con la cata de barricas de las variedades que conforman su sorprendente coupage.
Nada mejor que probar como evolucionan y como se expresan por separado Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc.
Experiencia gratificante, saludable y muy recomendable. ¡Paraíso vínico!
Como el día va a ser largo y duro, hoy, bueno ayer, me han invitado a comer en El Colmado, Pamplona, calle Iturralde y Suit.
Unas verduritas frescas a la plancha, en su punto, con salsa Romescu (o Romesco), un esplendido y jugoso chuletón a la brasa y de postre una sabrosa torrija caramelizada.
Recordando la última propuesta de Iberoamérica en Cata, estos deliciosos platos han armonizado a la perfección con dos vinos tintos muy poco habituales por aquí.
Beryna 2006 y Malpaso 2006.
Hace una semana nadie hubiera pensado verlos a los dos juntos en Pamplona. El milagro se ha producido y los enochalados tenemos más razones para sentirnos felices.
El Beryna 2006 (post reciente) ha mostrado todas sus credenciales. Vino cálido, mediterráneo, sabroso, amplio y envolvente. Y a la vez fresco.
El Malpaso 2006, procedente de la D.O. Méntrida y elaborado por Canopy (pronto le dedicaré su post particular) se ha defendido como un jabato ante acometidas y comparaciones odiosas.
Cien por cien Syrah se muestra absolutamente varietal. Maduro, amable, con estructura, de paso aterciopelado, fresco y fácil, muy fácil, de beber.
La Guarda de Navarra celebra que Alicante y Méntrida estén con todos nosotros. Y con tu espíritu (me niego a ser laico).
Si los encontráis darles una oportunidad, se la merecen.
¡Vaya cuatro patas para un banco! Zubiola, Beryna, Malpaso y, pronto, Tres Patas.
¿Uhm…no había dicho cuatro?

viernes, abril 11, 2008

IEC# 9. Iberoamérica en Cata. Armonía jamón y champán.


Llego a casa después de un largo día de trabajo y con el Getafe jugándose la clasificación para las semis de la UEFA ¡No ha podido ser! Pero se han dejado la piel en el campo y han paseado con orgullo el nombre del club por Europa. No como otros.
En el rellano dejo un delicioso rastro de jamón ibérico, me han dicho que de Huelva. La ignorancia también cuesta dinero. Pero me tengo que fiar, además un día es un día y celebramos IEC#9, Iberoamérica en Cata Novena Edición. La décima me corresponde organizarla a mí y yo también desearía que los demás se lo tomaran con ilusión.
El tema de hoy: Armonía entre vino y comida.
El jamón llega atemperado y lo coloco sobre un plato. Su bonito color, su textura, sus aromas y la grasa seguro que le hacen ser el complemento ideal de mi vino elegido: Champagne Drappier Grande Sendrée 2002 Brut Rosé.
Esta casa de la Champaña se encuentra en Urville en plena Cote des Bar desde 1808 y gestiona un viñedo de 40 hectáreas.
La denominación Grande Sendrée proviene de una parcela aplantada hace más de 70 años.
En la elaboración se utilizan Chardonnay en un 55% y Pinot Noir en un 45%. Según dicen en su Web la primera aporta elegancia y finura y la segunda potencia y persistencia.
Solamente las grandes añadas son aptas para conseguir este excelente rosado.
Para mi gusto, parece que he acertado en la unión. Toda la frescura y la sabrosidad del champán se fusionan, sin dominar, con la suculencia, la grasa y todo el sabor del jamón.
Hasta el color de ambos tiene ciertos matices de concordancia.
Este 2002 se muestra atractivo a la vista, con un color salmón brillante.
En nariz destaco su franqueza y su limpieza de aromas. La fruta destaca sobre un fondo de humo muy sugerente. Frutos rojos y cítricos. Hay bollería y algo de mantequilla. La frescura invita a beberlo compulsivamente.
En boca demuestra lo que se intuía. Equilibrado, dulce, con cuerpo y con un sabor intenso. Muy fresco y agradable. Largura increíble, con recuerdos de fruta sana.
El jamón anima que el trago sea largo, reparador, y el vino arrastra la grasa de la boca amplificando los sabores de uno y de otro.
¡Feliz, y acertada, elección!
La Guarda de Navarra recomienda esta experiencia y la traslada a cualquier tipo de champan y/o cava.
Olvidemos y desterremos el uso de lo espumosos durante el postre y alentemos su consumo como aperitivos y perfectos acompañantes durante toda la comida.
¡Que así sea!

lunes, abril 07, 2008

Beryna 2006

La espera ha merecido la pena. Acabo de probar el recién llegado Beryna 2006.
Si ya las dos añadas anteriores me habían convencido y sorprendido gratamente, este confirma mis expectativas y todas las esperanzas depositadas en la bodega Bernabé Navarro.
Este Monastrell, y otras variedades que no se especifican, de la D.O. Alicante, de Villena exactamente, ha conseguido animarme para enfrentarme a la difícil, pero gratificante, empresa de compartirlo en Navarra.
Se nota la mano de Joaquín Gálvez para elaborar un vino que gustará a todo el que lo pruebe. Y si no al tiempo.
Beryna 2006.
Presenta en la etiqueta 14.5% y pasa una crianza en madera francesa de entre 13 y 14 meses.
A la vista se muestra como un cereza apicotado intenso con ribete granatoso y lágrima densa.
Nariz sugerente y aromática descubriéndose un perfecto equilibrio entre frescura y dulzura. Hay fruta roja, y negra, con buena madurez. Las notas aportadas por la barrica están perfectamente integradas. Recuerdos a regaliz y fondo balsámico. Hay armonía.
La boca es golosa, de ataque dulce, paso amable con amplitud y final levemente amargo. Los taninos dulces contribuyen a su excelente y simpático carácter. Retrogusto a fruta madura, mermelada, y a maderas finas en perfecta combinación. Pese a su juventud me animo a hablar de redondez. Es cálido y largo.
La Guarda de Navarra recomienda este vino y asegura que es uno de los vinos para aconsejar sin la posibilidad de fallar. Fácil de entender y de beber.
¡Y seguro que mejora! Extraordinario.

sábado, abril 05, 2008

Seis o siete borgoñas, ¡Que más da!



Todavía sigo sin caber en mí. Todavía recuerdo al 3, al 5 y al 7. No he estado en el bingo. No hago solitarios como Zp.
Sigo feliz y espero que las sensaciones de esos vinos permanezcan para siempre.
El pasado jueves, como apunté en el anterior post, Cella Vinarium organizó una cata de las llamadas inolvidables.
Joan Valencia volvió a demostrar su particular, y bien documentada, visión de la Borgoña. Soy novel y ávido de conocimientos, pero no conozco a nadie mejor que él para que me muestre el camino a la Borgoña y reavive el amor que estoy profesando hacía sus vinos.
En un principio pensamos en seis blancos borgoñones y al final el azar hizo que conociéramos siete ejemplos que dibujaron con exactitud parte del extenso paisaje enológico de esa región francesa.
Doce elegidos, mas Joan, fuimos los afortunados en disfrutar de los vinos que cito a continuación. Doce mas uno. Doce apóstoles que, obedeciendo al maestro con absoluta devoción, divulgaremos por donde vayamos las excelencias de la Borgoña.
Huelga decir que todos los vinos se elaboran con Chardonnay.
El primero en desperezarnos y activar las papilas fue un Roulot Bourgogne Blanc 2006. Un genérico de marcado carácter Mersault que nos sorprendió con una excelente frescura en boca, una mineralidad exquisita y una largura notable. Se crió en barrica nueva en un sesenta por ciento y en vieja en un cuarenta por ciento. La cremosidad fue la nota que nos avisaba que la tarde noche prometía. Absolutamente franco y divertido, ningún aroma enturbió la pureza del vino.
Después un Hubert Lamy Saint Aubin 1º Cru Clos de la Chatenière 2006. En el descorche descubrimos que el tapón presentaba porosidad pero no afectaba al vino. Se notaba el defecto levemente aunque en copa el vino evolucionó muy bien. Tal vez en boca se percibía algo más, aún así apuré la copa, la exprimí.
Especiado, aromático, cítrico y con un buen recorrido. Demuestra mas grasa que el anterior pero es menos mantequilloso. Interesante experiencia y desenlace.
Ballot-Millot Meursault Genevrières 1º Cru 2006. Sin palabras. Para mí uno de los grandes de la reunión. Autentico Mersault. Menos especiado, de nariz preciosa, floral. Acidez perfectamente integrada que invita al segundo y al enésimo trago.
Amplio, fresquísimo, persistente hasta el infinito, sabroso, delicioso, elegante y equilibrado, por decir algo. La evolución en copa magnifica.
Para compensar el pseudo defecto del segundo descorchamos un 2003 de Henri Boillot. Un Puligny-Montrachet Les Perrieres. La añada no fue buena en la Borgoña pero sirvió para comprobar como envejece un gran vino y como varían sus notas cromáticas. Maduro en boca demostró gran cremosidad. Se marcaban los tostados y aparecían notas de mantequilla, orejones y almendras. Didáctico.
Château de Puligny-Montrachet 1º Cru "Les Folatières" 2005.
Otro de mis favoritos. Perenne y cautivador. Muy floral que refleja el terruño del pueblo de procedencia. En boca se engrandece. Nariz peculiar donde despuntaba la flor de la camomila, bien apuntado por Luismi. Boca fresca, floral, muy mineral, de acidez cítrica y de largura sobresaliente. Me produjo unas sensaciones increíbles y extraordinarias tanto en nariz como en boca. Indefinibles por ser la primera vez que las sentía pero francas y sinceras. Hasta el ligero amargor final resulta fino y elegante. Un vino para invertir y para recomendar si duda alguna.
Blain Gagnard Chassagne Montrachet PC Morgeot 2006. Típico aroma inicial a queso que pronto se integró en el conjunto. Tiene más peso, es más glicérico. Hay potencia y carácter Morgeot, según dice Joan, y eso se traduce en contundencia. Con todo, es tremendamente equilibrado. Recuerdos a pedernal, a piedra, no minerales. Notas de mantequilla. Tiene una largura para enmarcar. Ya esta en la saca pero a este vino le quedaban muchos años de vida. Ya lo sabéis.
Y para terminar, Blain Gagnard Le Montrachet 2004. Nunca me olvidaré de él. Descorchado prematuramente nos obsequió con una potencia elegante en nariz. Corpulento en boca, mineral, aromático. Con una frescura que le auguraba una vida larga y sana. Cítrico, cremoso y persistente hasta el día de hoy, y hasta mañana. Complejo y serio.
La Guarda de Navarra sigue entusiasmada y recomienda beber borgoñas y viajar a la Borgoña, siendo esta la única manera de descubrir y entender todo lo maravilloso que pueden llegar a ser los vinos.
¡En cuanto pueda me voy y me quedo!

jueves, abril 03, 2008

Borgoñas en Cella Vinarium


Esta noche en Cella Vinarium hemos decidido disfrutar con estos vinos:

-Roulot Bourgogne Blanc 2006. 100% Chardonnay. (PVP 20,88€)
-Hubert Lamy Saint Aubin 1º Cru Clos de la Chatenière 2006. 100% Chardonnay de 40 años. (PVP 39,92€)
-Blain Gagnard Chassagne Montrachet PC Morgeot 2006. 100% Chardonnay de 10, 15 y 45 años (PVP 46,54€)
-Ballot-Millot Meursault Genevrières 1º Cru 2006. 100% Chardonnay. (PVP 58,68€)
-Château de Puligny-Montrachet 1º Cru "Les Folatières" 2005. 100% Chardonnay. (PVP 83,93€)
-Blain Gagnard Le Montrachet 2004. 100% Chardonnay de 55 años (PVP 286,59€).

He puesto el precio pues, creo, es la mejor forma de orientar sobre un vino cuando se desconocen más datos. Aunque no es la más importante, de alguna manera hay que adornar el homenaje que vamos a darnos.
Ya os contaré.