miércoles, junio 04, 2008

Pago de Cirsus, de Iñaki Nuñez.






Hoy he pasado sobre el río Ebro en Castejón (Navarra) y me ha venido a la cabeza Al Gore y su legión de sacacuartos. También me he acordado de la madre de alguno de ellos.
Hace unos meses como consecuencia de su siniestra teoría sobre el cambio climático auguraban una pertinaz sequía en España. La mayor en no se cuantas décadas. Menos mal que no da ni una mientras, eso si, vive del cuento vendiéndonos una visión apocalíptica que llena su cuenta corriente de ceros y más ceros.
La naturaleza es mucho más sabia de lo que nos creemos y nunca se dejará vencer por nosotros, inútiles y contaminantes humanos. Como Madre omnipotente siempre nos dominará.
He cruzado el Ebro para visitar una bodega fascinante. Por su ubicación, por sus servicios (es hotel y restaurante) y por sus vinos. Como he podido comprobar.
Hay lujo, glamour. Hay recursos, equipo humano y optimas condiciones climáticas.
Los viñedos están diseñados para producir uva que tratada con “precisión” por los enólogos se transforme en vinos de gran calidad, máximo objetivo de la filosofía de la casa.
Pago de Cirsus, de Iñaki Núñez, es, en resumen, una bodega concebida para el éxito y hoy he entendido como y por qué.
Situada junto al pueblo de Ablitas en la Navarra más meridional, la torre, elemento principal del complejo, se levanta erguida y es centinela, junto al Moncayo, del amplio territorio.
Visita a bodega, cata de barricas y una comida en el restaurante Senda de los Olivos. Todo en buena compañía y regada por cuatro interesantes vinos.
Pago de Cirsus Chardonnay 2007.
Para mi gusto, el mejor Chardonnay navarro que he probado este año. Muy francés. Fresco, absolutamente franco en nariz y de una sutil untuosidad y elegancia en boca. Inolvidable. Me queda la duda de algo de Sauvignon Blanc.
Pago de Cirsus Chardonnay 2005, fermentado en barrica.
Después de una buena oxigenación, casi una hora, expresa con sinceridad toda su complejidad. Pasados los molestos ahumados iniciales aparecen notas frutales y florales muy limpias. Mantequilla y fondo de almendra. Algo de miel y heno. La boca con peso y volumen. Frescura cítrica agradable. Levemente mineral. Largo.
Pago de Cirsus Cuvèe Especial 2003.
Es el que menos me ha emocionado. Tal vez su madurez, su amabilidad, no se adapta a mi estilo. Prefiero vinos con carácter. Aún así lo valoro positivamente pues es un acierto de mercado. Notas de fruta madura y minerales sobre fondo de madera tostada. Paso amable y goloso.
Pago de Cirsus Tempranillo 2004.
Sorpresa grata y excitante. Solo por conocerlo, sin olvidar al blanco joven, ya ha merecido la pena el viaje.
Color con buena capa, brillante, rezuma juventud. Aromas de intensidad que recuerdan a fruta negra y regaliz. Balsámico y mineral. Apuntes de cacao y grafito cercanos al Syrah. Madera elegante finamente integrada.
Boca sabrosa y amplia. Chocolate amargo. Frutal. Acidez deliciosa y taninos maduros.
Cansado como estaba del aburrido coupage navarro de Cabernet, Tempranillo y Merlot, este vino alegra mi corazón y abre un nuevo horizonte dentro de la denominación. Gracias Iñaki.
La Guarda de Navarra tiene desde hoy nuevos amigos con los que piensa compartir momentos y aventuras. Blancos o tintos, no importa.
Me he quedado sin probar sus famosos moscateles pero a cambio me han presentado un aceite con trufa que aún perdura en mente y paladar.
¡Que riqueza de bodega!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que tienes reservada alguna botellita, si no es de Pago de Cirsus seguro que tampoco es mala, para compartir hoy.

Disfruta del día y deja alguna otra guardada para dentro de un año ...

Olga

La Guarda de Navarra dijo...

Como me conoces. Me ha gustado, fiel lectora, como te has acordado de mi cumple.
Muchas gracias por tu originalidad.
Un beso.

Sobre Vino dijo...

Vaya, Guarda, felicidades aunque sea con retraso. Un abrazo

Anónimo dijo...

felicidades con muchisimo retraso! Hal