Este país continua, y hasta cuando, siendo una puta mierda.
Hoy han querido asesinar el futuro, han querido aniquilar la poca libertad que nos queda y han llenado el cielo de Pamplona de una tristeza gris y densa.
Para mi el campus de la Universidad de Navarra es el pulmón de nuestra ciudad, por muchos motivos.
Con mi familia es el lugar más relajado y tranquilo desde donde desconectar de la triste realidad social, en el más amplio sentido de la palabra.
Hace años alguien me dijo que jamás pisaría su hierba, que jamás pasearía entre sus árboles y que nunca admitiría su belleza, por todo lo que representa.
Fue entonces cuando descubrí el placer de disfrutar de la naturaleza sin rodearme de gentes que, pensando lo mismo, se echan al monte a reivindicar sus utópicas irracionalidades. ¡Que paz!
Mi historia en Pamplona comienza en esta universidad. En el edificio de Ciencias, rodeado de gente, que a pesar de lo que muchos piensan, teníamos, y tenemos, diferentes creencias e ideologías. Así las gastábamos los estudiantes de biología, bastante raros pero respetuosos con nuestros semejantes incluso proviniendo de sistemas educativos radicalmente opuestos, ¡por el momento aquí, todo llegará, no nos instan, por la fuerza, a irnos a estudiar a Logroño!
No tolero que alguien quiera borrar mi historia, parte de mi vida.
Si quieren puedo dar ideas de donde colocar la próxima bomba, un amplio sector de la sociedad agradeceremos el desenlace.
La Guarda de Navarra recomienda visitar el campus. Por él cruza el Camino de Santiago, en él juegan los pequeños, reposan nuestros mayores y solo le falta una viña que culmine su paisaje.
¡Y mientras algunos recogiendo las nueces!
Hoy han querido asesinar el futuro, han querido aniquilar la poca libertad que nos queda y han llenado el cielo de Pamplona de una tristeza gris y densa.
Para mi el campus de la Universidad de Navarra es el pulmón de nuestra ciudad, por muchos motivos.
Con mi familia es el lugar más relajado y tranquilo desde donde desconectar de la triste realidad social, en el más amplio sentido de la palabra.
Hace años alguien me dijo que jamás pisaría su hierba, que jamás pasearía entre sus árboles y que nunca admitiría su belleza, por todo lo que representa.
Fue entonces cuando descubrí el placer de disfrutar de la naturaleza sin rodearme de gentes que, pensando lo mismo, se echan al monte a reivindicar sus utópicas irracionalidades. ¡Que paz!
Mi historia en Pamplona comienza en esta universidad. En el edificio de Ciencias, rodeado de gente, que a pesar de lo que muchos piensan, teníamos, y tenemos, diferentes creencias e ideologías. Así las gastábamos los estudiantes de biología, bastante raros pero respetuosos con nuestros semejantes incluso proviniendo de sistemas educativos radicalmente opuestos, ¡por el momento aquí, todo llegará, no nos instan, por la fuerza, a irnos a estudiar a Logroño!
No tolero que alguien quiera borrar mi historia, parte de mi vida.
Si quieren puedo dar ideas de donde colocar la próxima bomba, un amplio sector de la sociedad agradeceremos el desenlace.
La Guarda de Navarra recomienda visitar el campus. Por él cruza el Camino de Santiago, en él juegan los pequeños, reposan nuestros mayores y solo le falta una viña que culmine su paisaje.
¡Y mientras algunos recogiendo las nueces!