
Ante tanta polvareda, y disfrutando de la libertad que me otorga este blog, no me queda mas remedio que acabar el año plasmando en el papel el clamor de la calle, ante tanta insensatez y falta de respeto.
Cuando en términos comerciales cada vez es mas patente el término mercado global, aquí unos pocos pretenden diferenciarse autoexcluyéndose, y lo que está peor excluyendo a los demás.
Con su forma de pensar, su ideología, y sus comentarios, bien acompañados de su conveniente publicidad y medios afines, están consiguiendo el efecto deseado. Que todos los que no comulgamos con ellos veamos con reticencia cualquier actividad o producto proveniente de su trasnochada mentalidad.
Primero empezaron en Cataluña, hace un año exactamente (que luego no digan que todo se origina con la aprobación del estatuto catalán), con la campaña publicitaria de la Generalidad que decía:”Rioja, no gracias”.
Ante tal insulto, se vieron obligados a pedir disculpas públicas al Gobierno de La Rioja.
Luego, hace unas fechas, apoyándose en su ideas independentistas promovieron y, continúan haciéndolo, que solo se consuman productos que tuvieran el etiquetado en catalán. Me gustaría saber como le llaman a la Burger King o a la Coca cola, o a los móviles Nokia. Perdón que solo se deben referir a los artículos españoles.
Por otra parte del estado, soplan los mismos vientos. Me dicen que los defensores a ultranza de lo vasco, ¿qué pasa que los demás no podemos consumir productos de esta tierra? A lo que iba, estos defensores están promoviendo el consumo exclusivo de txakolí, boicoteando otros blancos del país, como son Ruedas o Albariños.
Y para colmo, hay ya quienes se atreven a “recomendar” que desaparezca el término Rioja o España de las botellas, para que ocupe su lugar el de País Vasco.
Pero si todos los productores del mundo buscan crear una marca, olvidándose de su procedencia, por que van a desmarcarse del mercado mundial con ideas primitivas. Ya lo dije en otro articulo del blog, a quien le importa donde hacen un detergente o una colonia, lo interesante es que ambos sean buenos y nos gusten.
Ahora solo nos falta que los gallegos solo autoricen beber Albariños y Ribeiros, los castellanos Riberas y Ruedas, los andaluces Finos y Manzanillas.
Que riqueza para el paladar y para los sentidos. Cuanta cultura vamos a compartir y que tesoro vamos a legar a nuestros hijos.
No me puedo imaginar a mi mismo dejando de beber vino de Burdeos, Borgoña, Sauternes y Champán, solamente por que no me gusten los franceses. O no catar un Barolo o un Gaja por que Tassoti le rompió la nariz a Luis Enrique en el mundial del 94. O no disfrutar con un buen Oporto por que Figo dejo el Barça y se fue al Real Madrid. Estas cuatro últimas líneas son de tal estupidez, que casi me arrepiento de escribirlas.
Y todo esto en términos políticos, porque creo que nada de lo que está sucediendo esta siendo consultado a los bodegueros. A ellos, me parece, no les beneficia nada que, de buenas a primeras, los salva patrias sean sus asesores comerciales y les digan donde y a quien han de vender sus vinos.
Supongo que todos estaremos de acuerdo que esta locura alguien debe pararla.
Si me piden un deseo para el 2006, creo que ya lo he decidido.