miércoles, febrero 24, 2010

Cella Vinarium y la Ribera del Duero.



El pasado viernes en Cella Vinarium se organizó una cata dedicada en exclusiva a la Ribera del Duero.
Cinco vinos para entender, de alguna forma, qué podemos encontrar en esa denominación de origen tan conocida y prolífica.
Migueltxo Goñi desmenuzó, acompañado por Jesús López y los asistentes al evento, cada uno de los vinos seleccionados encontrando en cada uno de ellos la satisfacción sensorial que se busca cuando se descorchan botellas de este nivel. ¡Y de ese precio!
Pago de los Capellanes crianza 2007.

Tinto elaborado con tempranillo, sobre todo, y cabernet sauvignon.
A la vista muestra un color cereza intenso, casi picota, con ribete rubí. Limpio, brillante y de capa media alta.
Nariz de media intensidad. Franca. Fruta confitada. Especiado. Vainilla fina, tabaco y chocolate (que envuelve una naranja madura).
Boca golosa, fresca, cítrica. Paso amable, leve astringencia y largura media, como su cuerpo.
Pago de Carraovejas 2007.
El tempranillo, acompañado de c. sauvignon y merlot, consiguen sorprender a quienes esperaban catar la nueva añada.
En vista recuerda al vino anterior, quizás con algo menos de capa.
Nariz de buena intensidad, también con frescura cítrica y algo punzante. Recuerda a la cereza, a la madera del cedro y ahumados de los rescoldos del sarmiento.
Boca algo tánica, de amargor final y acidez descompuesta. Cuerpo medio. Recuerdos de ricos tostados y fruta escarchada.
Torresilo 2006.
La tinta fina obra maravillas en uno de los triunfadores de la noche.
Apicotado, a la vista, con ribete rubí azulado. Intenso con capa alta, limpio y brillante.
Nariz de notable, casi sobresaliente, intensidad que recuerda al monte bajo. Chacinería fina. Balsámico. Dulce y mineral. Presenta una evolución en copa magnífica. Complejo y elegante.
Boca sabrosa, golosa, amplia, eterna en largura. Muy equilibrado. Redondo. Frutal y mineral.
Cepa 21 2006.
Segundo ganador donde la tinta fina se expresa con carácter.
Picota intenso, a la vista, con ribete rubí. Atractivo.
Nariz de intensidad aromática elevada y complejidad varietal. Mineral y balsámico. Cuero fino, betún, fruta confitada sobre un fondo de frescor goloso.
Boca de entrada gloriosa. Potente. Bonita acidez y tanino maduro. Largo, elegante, amplio y estructurado.
Malleolus 2006.
De nuevo, la tinta fina elaborada con sabiduría.
Vista de color cereza intenso con ribete rubí. Bonita limpidez.
En nariz predominan los terciarios sobre un fondo animal, algo molesto. Sabrosidad umami. Aroma terroso. Menos intenso, o abierto, que sus predecesores.
Boca potente bien estructurada, de menos elegancia, buena largura y notas no tan frutales como las esperadas.
En resumen, una velada interesante que sirvió para derrumbar falsos mitos, encumbrar nuevos valores y confirmar el potencial de una variedad y de una zona concreta de nuestra geografía.
La Guarda de Navarra saca conclusiones muy positivas de este evento monotemático dedicado a la Ribera del Duero y recomienda su consumo moderado.
Vinos para comer platos contundentes o disfrutar como trago largo en casa o en cualquier pub nocturno.
¡Que se enteren de una vez que hay otro mundo detrás de los combinados alcohólicos!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran artículo, estoy muy de acuerdo con las conclusiones que has sacado.
Cellavinarium y la Ribera del Duero grandes!!!

Smiorgan dijo...

Buena cata, si señor.
Pago de los Capellanes roble me gusta mucho para tomar una copa ligera. Malleolus, aunque no sea Valderramiro ni Sanchomartín, es un vinazo.
Saludos.

La Guarda de Navarra dijo...

Saludos anónimo. Gracias por tu comentario. No es difícil encontrar epítetos y emociones con vinos que cuentan tanto.

La Guarda de Navarra dijo...

Hola Smiorgan. La cata mereció la pena. Nuevos vinos, nuevas añadas para grabar en la memoria.
Saludos.