lunes, julio 21, 2008

Un Vega Sicilia Único 1996 en Ibiza


Desde que me fui a las fiestas de Laguardia, finales de junio, tengo el blog abandonado.
Atrás quedan mis vacaciones en Ibiza y otros días de descanso en mi pueblo. De todo, si tengo tiempo, iré dando cuenta desde estas líneas.
Para empezar un plato fuerte.
La isla ibicenca, además de ser preciosa, tener un clima fantástico y una gente estupenda, es el lugar de residencia de unos buenos amigos.
Su compañía, unas fabulosas vistas de Ibiza capital, una noche estrellada y una botella de vino.
Vega Sicilia Único 1996.
Mi primera experiencia completa con un vino de esta marca.
La denominación de origen es Ribera del Duero. La Bodega Vega Sicilia se sitúa en Valbuena de Duero (Valladolid).
Este Único se elabora con Tempranillo 80%, Cabernet Sauvignon 15% y Merlot 5% (porcentajes aproximados)
La crianza es de un mínimo de siete años, si ¡siete!, pasando de tino a barricas nuevas, de estas a barricas usadas y descansando en tino, de nuevo, hasta el embotellado.
La vista nos muestra un vino todavía joven. Cereza apicotado con ribete púrpura. Las lágrimas son naturales, de llanto, por el descorche tan prematuro. Pero si a uno le dan a elegir entre un Viña Ardanza del 2000 y este pura sangre, la decisión esta clara.
En nariz se presenta tímido, la baja temperatura tampoco colabora para un derroche de simpatía inicial, pero la alta nobleza siempre sabe estar a la altura de las circunstancias y tras un breve titubeo rompe el protocolo y muestra su potencial con esplendida disposición.
Buena intensidad predominando, en un primer momento los aromas, lógicos, a madera usada. Fruta madura, en compota, y balsámicos marcan la complejidad nasal. Notas de bosque bajo, de trufa. Levemente especiado. Elegante.
En boca se muestra fino, amable, extraordinariamente fresco y sabroso. Recuerdos a fruta y a chocolates. Alguna vainilla suelta y esa peculiar acidez, que todavía hoy retengo en mi memoria.
Franco, potente, largo y ÚNICO. Excelente equilibrio y estructura. Inolvidable.
La Guarda de Navarra reconoce que disfrutó del vino, aunque más por la etiqueta que por las sensaciones. Poco a poco, asimilando la experiencia, se que he bebido uno de los grandes y eso me produce especial satisfacción.
Aromas e intensidad, complejidad y elegancia, equilibrio y largura, no son fáciles de encontrar en una misma botella, pero esas notas de madera “vieja” estropean en demasía el primer impacto. Luego todo se reconduce hacia un goce máximo, pero en una cata a ciegas no se que hubiera pasado. Eterno dilema.
De todas maneras recomiendo este Vega Sicilia Único 1996 y animo a quien quiera que dentro de unos años me obsequie con una segunda oportunidad para ver la bonita, y larga, evolución que le espera.
¡Fascinante y experimental!